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Los ‘entresijos’ de la cepa británica

Expertos en Microbiología y Virología explican las características de esta variante del coronavirus que ya es la dominante en Galicia

Una enfermera gallega con la vacuna Pfizer contra el COVID. Iñaki Abella

El Sergas reconoce que la variante británica del coronavirus ya es la dominante en Galicia, con seis de cada diez muestras. La tasa sube incluso al 80% en el área sanitaria de A Coruña, según informó el lunes el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Detectada en diciembre en Reino Unido, la variante británica (B.1.1.7) ya es la predominante en ese país, Irlanda e Israel y está presente en más de una treintena de países europeos. Desde Sanidad reconocen que tiene una “mayor capacidad de transmisibilidad” y puede provocar “un ligero incremento de la letalidad” aunque consideran que tiene “escaso efecto” sobre la inmunidad. Expertos en Microbiología y Virología explican las claves de esta variante.

¿Qué diferencia a la variante británica del coronavirus original?

De todas las mutaciones, las más importantes, según explica la microbióloga María José Valderrama –profesora de la Universidad Complutense y miembro de la Sociedad Española de Microbiología (SEM)– son las registradas en el “gen que codifica la espícula, la llamada proteína S” que está implicada “en el reconocimiento” del virus por las células y “la penetración en su interior”.

¿Cómo puede saberse si una persona se ha contagiado con esta variante?

El único modo de confirmar al 100% que una muestra es de la variante británica es mediante la secuenciación genómica. Hay modelos de PCR que incluyen la detección del gen S (en el que hay más mutaciones). Que esa PCR no lo detecte hace sospechar que se trata de una variante.

¿Por qué es tan complejo confirmar los casos?

“Porque las técnicas de secuenciación necesitan aparataje que no todos los hospitales tienen y deben enviarse a otros laboratorios”, explica Valderrama, quien resalta que son procedimientos “laboriosos” tanto en su realización como en el análisis y que por ello “necesitan más tiempo”.

¿En qué casos sí se secuencian las muestras?

La Unión Europea ha pedido que al menos se secuencien el 5% de las muestras, pero desde Sanidad reconocen que no todas las comunidades cuentan con la misma capacidad para hacerlo. Los microbiólogos María José Valderrama y Víctor Jiménez –también miembro de la SEM– reconocen que, en la actualidad, se llevan a secuenciar “muestras al azar” de entre los positivos que detecta un hospital.

¿Se conoce la prevalencia real?

No, porque no se secuencian–ni sería posible, dicen los expertos– todas las muestras que dan positivo. Sin embargo, para Sanidad cuando una PCR no detecta el gen S es ya un indicador de que puede tratarse de una de las variantes y asegura, en su último informe, que “puede servir para valorar la prevalencia de una variante”. De ahí que Fernando Simón asegurase que se calcula que un 30% de los contagios en España ya se corresponden con la cepa británica, aunque oficialmente solo hay confirmados 898 casos en todo el país.

¿Es importante saber realmente la prevalencia?

Sí, aseguran los expertos consultados. “Por supuesto que es necesario conocer qué variantes están circulando, porque eso nos dará herramientas para reducir riesgos ante la aparición de variantes más rápidas, más virulentas o refractarias a las vacunas dispensadas”, señala Isabel Bandín, profesora de Virología de la Universidade de Santiago.

¿Puede influir esta cepa en la eficacia de las vacunas?

“Las vacunas comercializadas hasta la fecha parece que son efectivas frente a la variante británica, pero la acumulación de mutaciones, especialmente en la proteína que el virus utiliza para unirse a las células, puede suponer un problema para la efectividad de las vacunas en un futuro”, indican Bandín y Pereira. Una opinión que comparte Víctor Jiménez, quien insiste en controlar y vigilar las cepas por si se altera la inmunidad de las vacunas respecto al virus anterior. “Esto no quiere decir que dejen de ser efectivas, pero igual ya no estamos tan protegidos y si antes el porcentaje era de 95%, puede bajar al 85%”, sostiene.

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