Se conmemoraba el 40 aniversario del frustrado Golpe de Estado del 23F en el Congreso, pero debido a la situacíón restrictiva en la que está inmersa el país, fue un acto sobrio en el que no sonó el himno de España, ni a la llegada ni a la salida del Rey Felipe VI.

Pero entre los titulares que dejó esta histórica jornada, como el recuerdo por parte de su hijo al papel del Emérito para que aquella ocupación militar de la cámara baja no llegase a buen puerto, hasta la falta de aplausos del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, durante los discursos, o la ausencia de partidos independentistas y nacionalistas en el evento, se coló uno con acento muy gallego.

Y es que, tras el austero orden del día, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet convidó a algunos invitados a un almuerzo en la cuarta planta del Congreso, un menú con sabor a mar y tierra de Galicia.

Presidida por el Rey, la comida consistió en gambas al ajillo y pimientos de Padrón, y a ella asistieron, además de Felipe VI, las presidentas del Congreso y del Senado, el del Gobierno, Pedro Sánchez, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, como responsable de las Relaciones con las Cortes, los presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, así como el líder de la oposición, Pablo Casado, junto a los dos ponentes constitucionales que aún viven, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.