El COVID persistente se caracteriza por reflejar sintomatología compatible con el virus tras haber superado la infección por SARSCoV- 2, lo que puede causar un gran impacto en la vida de los afectados. “Estamos ante otro de los grandes problemas derivados de esta pandemia, pues afecta tanto a nivel físico como psíquico a las personas que lo sufren”, valora el jefe de la sección del Servicio de Epidemiología y Prevención del Gobierno de Canarias, Amós García Rojas, que además es presidente de la Asociación Española de Vacunología.

El problema también preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recientemente celebró una reunión con expertos para abordar sus consecuencias. Y es que son muchas las personas que llegan a conservar secuelas durante meses, un hecho que interfiere de forma muy notable en el desarrollo de las actividades diarias.

Persistencia de 185 días

Según una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el perfil mayoritario de los afectados es el de una mujer de 43 años, con una persistencia media de los síntomas cifrada en 185 días. La SEMG registró entre el 13 de julio y el 14 de octubre del pasado año 2.120 respuestas, de las que 1.834 correspondieron a pacientes que anotaban secuelas compatibles con el COVID persistente. El 79% de ellos fueron mujeres que rondaban esta edad.

Por lo que concierne a los síntomas persistentes que se han descrito, el colectivo llegó a registrar un total de 200, siendo los cinco más frecuentes el cansancio (95,91%); el malestar general (95,47%); las cefaleas (86,53%); el bajo estado de ánimo (86,21%); y los dolores musculares (82,77%).