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“Hemos pasado de héroes a villanos”

Profesionales sanitarios poniéndose un EPI

En menos de un año, los aplausos en los balcones para agradecer el esfuerzo de los profesionales sanitarios que luchaban en primera línea del COVID-19 han dejado paso a los insultos y a las agresiones físicas. “Hemos pasado de héroes a villanos”, se lamenta Asun Maus, vicesecretaria del sindicato de enfermería SATSE en Ourense.

Y es que las palabras salidas de tono, las amenazas y las agresiones físicas forman parte de la rutina de los profesionales sanitarios de la sanidad pública desde hace tiempo. También en tiempo de pandemia. O más si cabe.

“Es raro el día que no hay un par de agresiones verbales en cada área sanitaria de Galicia”

Asun Maus - Vicesecretaria del sindicato de enfermería SATSE en Ourense.

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Asun Maus - Vicesecretaria del sindicato de enfermería SATSE en Ourense.

La representante de SATSE asegura que las cifras no permiten objetivar un aumento de las agresiones durante la pandemia, pero que los testimonios que transmiten los compañeros sobre las situaciones a las que se enfrentan en el desempeño de sus funciones en los hospitales y centros de salud sí indican un preocupante incremento de actitudes violentas ante los profesionales sanitarios.

En su opinión, el deterioro de la asistencia por la pandemia, las restricciones impuestas en los centros sanitarios por el COVID-19 –uso de la mascarilla, restricción de visitas y limitación de la movilidad durante la estancia en el mismo– y el déficit de plantillas propician el descontento de muchos usuarios y convierten a los médicos y enfermeros en la diana de las frustraciones.

Según datos del Ministerio de Interior, las agresiones a los profesionales sanitarios aumentaron en el año de la pandemia. Solo entre enero y agosto de 2020 se produjeron 446 agresiones a sanitarios. En ese mismo periodo de 2019 se registraron 378.

Los servicios de urgencias son los más afectados tradicionalmente por episodios violentos contra los profesionales sanitarios, aunque el problema se está trasladando a la atención primaria desde el estallido de la pandemia. “El cambio de modelo de atención en los centros de salud y la deslocalización de la atención sanitaria crea un clima de agresividad y de desesperación en los pacientes. Son decisiones que, bien o mal tomadas, parten de la Administración pero que repercuten directamente en la actividad diaria y en la actitud de los enfermos y familiares hacia los profesionales”, afirma Maus.

Manuel Rodríguez Piñeiro, secretario general del sindicato médico Omega, también percibe una mayor irritabilidad entre los pacientes de atención primaria. “Muchos no entienden que para expedir una receta o determinadas consultas no hace falta que les vea un médico. Para mí, es más engorroso atenderlos por teléfono que en consulta. Si antes cada día veía a 40-42 pacientes, ahora atiendo a 32. La consulta telefónica nos genera mucho más trabajo, estrés e incertidumbre."

"Necesitamos la colaboración del paciente”

Manuel Rodríguez Piñeiro - Secretario general del sindicato médico Omega

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Manuel Rodríguez Piñeiro - Secretario general del sindicato médico Omega

En su opinión, esta mayor crispación responde a un cansancio cada vez mayor ante una crisis sanitaria que dura ya demasiado tiempo. “Una agresión nunca es justificable, aunque yo puedo entender una salida de tono en un determinado momento. Sin embargo, hay que controlar a quienes acuden al hospital o al centro de salud creyéndose que son ellos los que mandan en la situación y que vienen exigiendo ser los primeros en ser atendidos o la baja médica”, explica.

Según Jesús Sueiro, vocal de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec), las agresiones al personal sanitario no son el problema más grave de la atención primaria, aunque esto no quiere decir que no registre ningún caso. “La relación del médico con sus pacientes suele ser de muchos años y si a uno no le gustas solo tiene que pedir que se lo cambien. Por eso es raro que puedas tener un problema serio con alguno. En los servicios de urgencias, sin embargo, sí puedes encontrarte algún caso”, afirma.

Las situaciones de violencia verbal o física, sumadas a la evolución de la pandemia, que no da respiro a los profesionales sanitarios, está generando, según Maus, un clima de desánimo generalizado. “Es muy decepcionante ver como los mismos que te aplaudían hace unos meses, ahora te insultan. Esto me hace pensar que lo de los aplausos de las ocho no eran más que un acto social”, opina la enfermera.

Esta misma semana, el Ministerio de Sanidad anunció que impulsará un protocolo de actuación coordinado con todos los agentes implicados, así como Fuerzas de Seguridad del Estado para actuar y prevenir este tipo de situaciones y que, entre otras medidas, se ofrecerá apoyo jurídico y psicológico a las personas afectadas.

Sin embargo, los profesionales gallegos no creen que un nuevo protocolo sea la solución. De hecho, ya los hay. “En este momento, la ley de Salud Pública de Galicia contempla sanciones por agresión al personal sanitario que van desde los 11.000 euros. Pero no se está aplicando. Simplemente si se aplicara esta normal, desaparecerían el 90% de los ataques”, comenta el doctor Piñeiro.

También Maus se muestra más partidaria de agilizar los trámites a la hora de presentar una denuncia. “Se denuncia una mínima parte, aunque este tipo de comportamientos no deberían dejarse pasar. El protocolo del Sergas es demasiado burocrático. Resulta tedioso y al final dejas pasar el asunto porque para denunciarlo tienes que perder los pocos días libres que tienes”, opina.

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