El presidente de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), Ramón Reyes, advirtió ayer de que entre “40.000 y 50.000” personas en España han sufrido un retraso en el diagnóstico del cáncer durante el año 2020, coincidiendo con los peores momentos de la pandemia de COVID-19.

“El cáncer es una pandemia silenciosa, no se habla del cáncer. El COVID-19 ha sido un mamazo para los pacientes. Ha generado una emergencia que ha agravado la vulnerabilidad de las personas con cáncer y les ha afectado en todos los aspectos. Ha habido un retraso en los diagnósticos y revisiones de pruebas que va a tener un impacto claro. No sabemos todavía cuál, pero va a afectar a la evolución y la supervivencia. Esto es muy crítico, puede ser una bomba de relojería por el impacto en la supervivencia y en la gravedad de los casos”, alertó ayer durante un acto de la AECC con motivo del Día Mundial contra el Cáncer.

Ramón Reyes también criticó el “parón” en la investigación durante la primera ola, cuando se decretó un confinamiento domiciliario estricto en el que también se cerraron los centros. “La investigación salva decenas de miles de vidas al año, es nuestra única forma de afrontar y de luchar contra el cáncer a largo plazo”, señaló.

En este contexto, detalló que hasta el 25% de los proyectos que financia AECC, unos 400, “a día de hoy todavía siguen con problemas, no se han recuperado”. “La investigación no es como un coche que lo paras y lo vuelves a poner en marcha”, explicó, añadiendo que esta tercera ola también “está afectando al registro en ensayos clínicos por el miedo de los pacientes a acceder a los hospitales”.

Para evidenciar cómo ha afectado la pandemia a los pacientes, el presidente de la AECC destacó que se ha producido “un incremento muy importante en la ansiedad y en la depresión de los pacientes: más del 34% lo sufrió durante la primera ola y en noviembre hemos podido confirmar que subía al 41 por%”. “En la tercera ola pensamos que puede seguir subiendo”, lamentó.