El autoconfinamiento de los ciudadanos lusos decretado por el Gobierno portugués para combatir la pandemia, conlleva el cierre de fronteras. Al igual que ocurrió la primera pasada, de los nueve puestos fronterizos con Galicia, solo se dejan abiertos tres: Valença-Viana do Castelo, con salida por el municipio pontevedrés de Tui; Vilaverde da Raia-Chaves, con salida en Verín por la A-52 y Monçao- Salvaterra (Pontevedra). Los dos primeros pasos serán permanentes, es decir estarán abiertos todos los días, mientras que el tercero se abrirá para el paso de trabajadores de ambos lados de la ‘raia’ los días laborales de 7.00 a 9.00 horas y de 18.00 a 20.00 horas. Los trabajadores de ambos lados tendrán que ir debidamente documentados.

El decreto del Gobierno luso, que entrará en vigor esta medianoche, limita también la circulación ferroviaria transfronteriza entre ambos países excepto para el transporte internacional de mercancías, lo mismo ocurre con el transporte fluvial.

Esta situación viene a repetir lo ocurrido durante la pasada primavera, con el primer cierre de fronteras por la pandemia, e indigna a los trabajadores que tendrán que volver a realizar viajes de cinco horas cada día para ir a trabajar, ya que les obligan a realizar un gran rodeo al cerrarse los puntos fronterizos por los que solían pasar. “Esperaba que habría aprendido algo con lo que ocurrió la pasada primavera y se dejó solo el paso de Tui”, expone Cecilia Puga. Esta vecina de Arbo, con peluquería en Melgaço tiene su negocio a 6 kilómetros de su casa, pero ahora tendrá que ir hasta Tui para cruzar, casi 180 kilómetros más al día.

“De momento no me afecta, porque la peluquería lleva quince días cerrada. Todo negocio no esencial está cerrado en Portugal hasta el próximo 14 de febrero, aunque a lo mejor se prolonga”, lamenta.

En su opinión este nuevo cierre de fronteras no tiene razón de ser: “Galicia y los municipios del sur de Pontevedra estamos cerrados perimetralmente, y Portugal está confinado y también cerrado, así que solo cruzamos los que vamos a trabajar. ¡Que pongan controles en todos los puestos y nos pidan la documentación, pero así lo único que hacen es crear un embudo en la frontera de Tui con filas interminables de coches”, insiste.

El cierre de los pasos de Tomiño y Vilanova de Cerveira y de Arbo y Melgaço afecta a muchos trabajadores, tanto españoles como portugueses que trabajan a ambos lados de la frontera.

Andreia vive en Ponte de Lima y trabaja en Tomiño: “Si cierran el paso entre Goián y Tomiño me obligan a ir por Tui, y me supone un trastorno grande, además del rodeo que hay que dar. Se forman grandes atascos y demoras. Creo que debían dejar abierto el paso de Goián y que pongan los controles que quieran”. Tanto Juan Benito Álvarez, gerente de la gasolinera ‘O Alivio’ como Cosmed, empresario con viveros en Tomiño y Portugal, inciden que hay poco movimiento en la carretera desde que Portugal se confinó. “Desde hace diez días hay poco tráfico, casi todo personas que van a trabajar. Hacia Portugal no pasa nadie de paseo porque multan”, dice Álvarez.

Uxío Benítez, en nombre de los municipios de la ‘raia’ y del Agrupamento Europeo de Cooperación Transfronteiriza, AECT Río Miño, urgió ayer a la Xunta que se active la “tarjeta ciudadana transfronteiriza” acordada por el Parlamento Gallego y que facilitará el paso a quienes viven o trabajan a ambos lados del río.

Indignación de los vecinos de la ‘raia’ al quedar abiertos solo tres pasos fronterizos

“No tiene razón de ser: Galicia está cerrada y Portugal confinado”

Cecilia - Peluquera

Indignación de los vecinos de la ‘raia’ al quedar abiertos solo tres pasos fronterizos

“Tenemos que recorrer muchos más kilómetros y se forman grandes atascos”

Andreia - Trabajadora