El Gobierno alemán estima que la actual situación de escasez de vacunas en Europa puede prolongarse unas diez semanas, un periodo “duro” para el conjunto de los ciudadanos, ante el que Berlín busca soluciones a escala nacional y europea.

“Al menos durante diez semanas persistirá la escasez. Tenemos que afrontarlas de forma conjunta, tal como reclaman de nosotros los ciudadanos”, apuntó el ministro de Sanidad, Jens Spahn, en declaraciones difundidas por su cuenta en Twitter.

Los retrasos en la administración y suministro de vacunas, junto al temor a la extensión de las mutaciones, centran la preocupación del Gobierno alemán, en un momento en que se observa un descenso sostenido de los contagios.

El ministro de Interior, Horst Seehofer, confirmó ayer la intención del Ejecutivo de prohibir la entrada al país de viajeros procedentes de regiones con presencia de mutaciones y se refirió explícitamente a Reino Unido, Portugal, Sudáfrica y Brasil.