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Aviso desde Portugal: su frontera será la puerta de entrada a Galicia de la variante británica

Decenas de ambulancias que transportan pacientes COVID hacen cola en el Hospital Santa María de Lisboa Reuters

Portugal, un país confinado tras sumar 3.000 muertos en lo que va de mes, mientras día a día sigue batiendo el triste récord de fallecimientos –ayer, 274–, celebra hoy elecciones presidenciales. Durante unas horas los votantes podrán acercarse al colegio electoral, mientras la variante británica del COVID-19 avanza en sus contagios. Óscar Felgueiras, epidemiológico y matemático de la Universidad de Oporto, advierte de que esta variante se volverá dominante en dos semanas en Portugal y “casi inevitablemente” en Galicia y España por la proximidad. “España tendrá ahora un crecimiento exponencial”, avisa.

Portugal, que ayer superó la barrera de los 10.000 –casi 1 de cada mil habitantes–, vive al borde del colapso sanitario y abre hospitales de campaña, pero mantiene para hoy la fecha de las elecciones a la presidencia de la República. Los votantes están llamados a las urnas para elegir al presidente de un país que se encuentra confinado y que día a día bate sus máximos de muertos y contagios: ayer fueron 274 y 15.333, respectivamente, que en España –que multiplica por 4,57 la población lusa– equivaldrían a 1.250 muertos y 70.000 nuevos casos. Las morgues no dan abasto y la Dirección General de Saúde pidió al Instituto Nacional de Medicina Legal soluciones para aumentar la capacidad de frigoríficos en las unidades de salud, a la vez que piden a los hospitales de las grandes ciudades que agilicen los trámites con las funerarias.

El confinamiento decretado el pasado miércoles aún no ha podido frenar una pandemia desbocada. Las restricciones siguen endureciéndose y el viernes se decretó el cierre de todos los centros educativos. Una medida que se extenderá al menos quince días –sin clases a distancia, ya que serán compensadas en el calendario escolar– y que fue adoptada por el Gobierno ante el aumento descontrolado de positivos.

Desde que empezó la pandemia, Portugal suma 10.194 muertes y 624.469 contagios. Y más de 162.000 personas están ahora mismo infectadas. La presión hospitalaria sigue al alza y es ya la más alta de toda la pandemia, con más de 5.600 pacientes ingresados, de los que 720 están críticos en las UCI.

La gran preocupación en el país radica ahora en el impacto que tendrá la variante descubierta en Reino Unido y que ha obligado a cerrar los colegios. Por si fuera poco, ayer se detectó por primera vez la variante sudafricana. El epidemiológico, matemático y profesor de la Universidad de Oporto Óscar Felgueiras advierte que: “Si bien la nueva variante tiene una presencia estimada de momento de un 20%, el problema es que en dos semanas estará cerca del 60%. Eso tiene un impacto creciente en la transmisibilidad, y sin las nuevas medidas no sería posible alcanzar el pico el próximo mes”.

  • “El riesgo en Galicia es muy elevado. Dada la proximidad con Portugal, tendrá ahora un crecimiento exponencial de casos”

    Óscar Felgueiras - Prof. Universidad de Oporto

Este científico, experto en modelos matemáticos y estadísticos, con amplia experiencia epidemiológica en tuberculosis y que investiga la pandemia del SARS-CoV-2 desde su inicio, advierte que, dada la proximidad del norte de Portugal y Galicia, existe “un riesgo muy elevado” de contagios a ambos lados de la raia. “La variante de Reino Unido se volverá dominante en Portugal, y casi inevitablemente en España también por la proximidad. Tal como en Portugal, España tendrá ahora un crecimiento exponencial de casos y va a tener que acabar imponiendo medidas muy restrictivas. Cuanto antes, mejor. En este momento tenemos que ganar tiempo hasta que la vacuna comience a producir efecto, pero eso todavía tardará meses”, indica.

En opinión del profesor Felgueiras, existe una fatiga generalizada, que supone una dificultad añadida para contener la pandemia. “Hubo un momento de mayor relajación y movilidad en Navidad. Volvieron las reuniones en Año Novo, a pesar de las medidas restrictivas. Y mientras, estamos en otra fase con la presencia de la nueva variante. Ahora es preciso reajustar completamente el comportamiento pues el camino será difícil”, apostilla.

“La dimensión de la ola actual de la pandemia es tan superior a las anteriores que tal vez se convierta en la primera ola”

Óscar Felgueiras - Epidemiólogo portugués

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En el norte de Portugal la incidencia a 14 días está ya en 1.259 casos por cien mil habitantes, algo más baja que la media del país, que es de 1.346. “En este momento estamos todavía en una fase de crecimiento exponencial y no es posible determinar cuándo será el pico de la ola. Solo al final de la pandemia podremos ver realmente en que ola estamos. La dimensión de la actual es tan superior a las anteriores que puede no ser absurdo llamarla la primera ola”, apunta.

El cumplimiento por parte de la población de las restricciones impuestas desde el Gobierno para intentar frenar el COVID, y el colapso del sistema hospitalario, “sometido a una presión sin precedentes”, son los otros dos factores de riesgo que destaca el científico, que respalda las restricciones adoptadas. “En Portugal es necesario tomar todas las medidas posibles porque estamos ante una situación de gravedad extrema. Cerrar las escuelas es una medida de último recurso, cuando todo lo demás falla. A estas alturas no hay alternativa”, apunta ante el confinamiento y el cierre de colegios y universidades decretado en el país el viernes.

El país supera los 10.000 muertos tras sumar otros 274

Las elecciones también preocupan, pero menos que el impacto y la veloz propagación de la variante de Reino Unido. “Las elecciones, como todos los comportamientos que incrementan la movilidad, conllevan un riesgo más. Es una preocupación, pero su impacto depende del comportamiento de los ciudadanos; la aparición de la variante del Reino Unido es la mayor preocupación”, incide el profesor Óscar Felgueiras.

Además de una extraordinaria velocidad de propagación, la variante británica tendría un 30% más de mortalidad, según la información que maneja el primer ministro británico, Boris Johnson. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cree que la mayor mortalidad asociada podría deberse a la sobrecarga del sistema sanitario.

“Si la variante es más contagiosa, hay más casos y entonces hay más hospitalizados. Si hay más hospitalizados y los sistemas están sobrecargados se producen más muertes porque los médicos están sobrepasados”, justifica María Van Kerkhove, epidemióloga de la OMS encargada de la gestión de la pandemia.

Hugo Barreiro

El confinamiento en Portugal comenzó el pasado día 15, pero ni se consiguió que los ciudadanos se quedaran en casa ni frenar la tercera ola de la pandemia. Al contrario que durante el primer confinamiento, la movilidad en las calles apenas se redujo un 30%. Por eso el miércoles pasado se incorporaron una docena de restricciones nuevas.

Así, está prohibido permanecer en parques y jardines, aunque se permite pasear, y la hostelería no puede vender bebidas en la puerta de los establecimientos, ni pueden consumirse productos en las inmediaciones de los locales, que limitarán su actividad a entregas a domicilio o para llevar. Se prohíbe también circular entre municipios durante el fin de semana, en un intento de frenar la afluencia a los paseos marítimos, lo que ya ha despertado dudas sobre el éxito del confinamiento.

La devastadora situación que vive Portugal, que empezó a montar ya hospitales de campaña en Lisboa, donde decenas de ambulancias que trasladan a enfermos COVID deben hacer cola en las puertas de los centros sanitarios, tuvo su reflejo en el Parlamento.

“¡Este es un momento de unión! Los próximos días serán durísimos, por favor, ayúdennos todos”, pidió emocionada durante el debate la ministra de Salud, Marta Temido. Horas después se confirmó una nueva baja en el Gobierno, el ministro de Economía, Pedro Siza Vieira. Ayer dio positivo la ministra de Agricultura, Maria do Céu Antunes, por lo que ya hay cuatro ministros lusos contagiados. El coronavirus ha llegado a lo más alto en Portugal, pero aún le queda margen para seguir ascendiendo.

El candidato Joao Ferreira (2º iz.), en un colegio electoral Efe

“Votar es seguro” anuncian las pancartas electorales

“Votar es seguro” rezan las pancartas electorales prendidas en las vallas y el metro de Portugal para animar a votar. Nueve millones de electores podrán salir hoy de su casa, en pleno confinamiento, para depositar su papeleta en la urna. Es obligatorio el uso de mascarilla, mantener la distancia –también en la cola– y desinfectarse las manos. Cerca de 250.000 portugueses han votado de forma anticipada, y se recomienda que cada votante lleve su propio bolígrafo.

Siete candidatos aspiran a la Presidencia de Portugal, un cargo desde el que no se gobierna, pero tampoco se es mero espectador, y que ha cobrado una renovada importancia con la pandemia.

Disolver el Parlamento, convocar elecciones o vetar leyes son algunos de los poderes clásicos que la Constitución lusa otorga al jefe de Estado, una figura clave del sistema semipresidencialista del país. Con la pandemia se han puesto en práctica, sin embargo, otras prerrogativas hasta ahora no usadas en democracia y que han resultado esenciales, como declarar el estado de emergencia y sus sucesivas renovaciones, algo que solo puede hacer el presidente, aunque necesita el visto bueno del Parlamento.

Es por ello que en esta convocatoria para elegir al jefe de Estado de Portugal durante los próximos cinco años juegan un papel fundamental las preguntas sobre cómo gestionar la crisis del coronavirus.

Marcelo Rebelo de Sousa es el actual mandatario y claro favorito a la reelección. Con 72 años, este profesor de Derecho y excomentarista televisivo logrará, según las encuestas, la victoria en la primera vuelta.

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