Julián Bravo, el gran patriarca de la publicidad española y espejo en el que mirarse de varias generaciones de publicitarios de todas las especialidades, falleció ayer en Madrid a menos de un mes de cumplir 85 años. Fue uno de los padres de la publicidad moderna y maestro de varias generaciones. La Academia de la Publicidad anunció su terrible pérdida: “Nos sentimos herederos de lo que él inició al crear esta institución hace 12 años y que, como tantas cosas que emprendió, tiene una finalidad generosa: mejorar la imagen de la publicidad para activar la economía y mejorar el bienestar de la sociedad”.