De los 39 millones de dosis de la vacuna anti-COVID que se han administrado ya en el planeta, solo 25 (es decir, un 0,00006 por ciento) han sido inoculadas a personas en países pobres, criticó ayer el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien pidió un reparto más justo. “El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de ese fracaso se pagará con vidas y empleos en los países más pobres”, señaló el director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en el discurso de apertura del Comité Ejecutivo de la OMS, que se reúne a lo largo de los próximos nueve días.

Tedros recordó que las vacunas para la pandemia de la gripe A que emergió en 2009 no llegaron a los países en desarrollo hasta después de que terminara aquella crisis, o que los fármacos para portadores del virus VIH llegaron a los afectados en las naciones pobres una década después que en las ricas, errores que no han de repetirse. “La reciente emergencia de variantes del coronavirus altamente contagiosas hace que el despliegue rápido y equitativo de las vacunas sea aún más importante”, insistió.

“No sería justo que adultos jóvenes y sanos en los países ricos se vacunen antes de que puedan hacerlo trabajadores sanitarios y personas mayores en los países más pobres”, señaló, asegurando que “habrá dosis para todos, pero ahora debemos actuar como una gran familia para dar prioridad a los que están en más riesgo”.

Tedros también lamentó que “algunos países estén dando prioridad a acuerdos bilaterales” para la adquisición de vacunas, lo que en su opinión está encareciendo los precios de las dosis. Eso “pude retrasar los envíos de la plataforma COVAX”, coordinada por la OMS para garantizar un acceso equitativo de las vacunas en los países en desarrollo con ayuda financiera de los países desarrollados, que al mismo tiempo financian las investigaciones de las farmacéuticas en la iniciativa. La OMS se ha fijado el objetivo de lograr en 2021 que al menos un 20% de la población mundial esté vacunada.