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Unos 7.200 gallegos sufren síntomas de COVID meses después de la PCR negativa

Unos 7.200 gallegos sufren síntomas del coronavirus hasta diez meses después de contagiarse de la enfermedad. Se llama “COVID persistente” y, según la Sociedad española de médicos generales y de familia, (SEMG) afecta hasta un 10% de los infectados, cuyas molestias se mantienen a partir de las dos o tres semanas y hasta unos 185 días como media. Es decir, continúan afectados después de dar negativo en una PCR. Ya no contagian, pero no recuperan la salud. Y son ‘invisibles’ en las estadísticas porque no se consideran ya enfermos de COVID-19 desde que tienen un resultado negativo.

La magnitud de este ‘iceberg’, como ilustra la vicepresidenta de la SEMG y médica gallega, Pilar Rodríguez Ledo, está aún por determinar, pero un estudio realizado con 2.120 encuestados en España –también en Galicia– detectó hasta doscientos síntomas entre los pacientes de la primera ola de la pandemia. “En Galicia podría haber unos 7.200 casos”, explica la doctora, “a los que no están dando vigilancia específica”.

¿Cuál es el perfil? Mujer de 43 años, que lleva más de 185 días con síntomas persistentes de COVID-19 tras haber sido contagiada de la enfermedad en la primera ola de la pandemia. Es el perfil más frecuente de los enfermos de “COVID persistente”, según la encuesta lanzada por la SEMG y los colectivos de afectados “Long COVID acts”. Durante tres meses, el sondeo fue contestado por un total de 2.120 personas, de las cuales, 1.834 son enfermos que presentan síntomas compatibles de COVID-19 persistente o de larga duración. La mitad de los enfermos tenían edades comprendidas entre los 36 y los 50 años de edad y procedían de Madrid y Cataluña, las comunidades más castigadas al principio de la pandemia.

Los casos de “COVID persistente”, que engloban hasta 200 dolencias, no constan como pacientes de la enfermedad

Pero ninguna comunidad se libra. De hecho, una de las primeras en dar la voz de alarma fue una enfermera gallega, Isabel Quintana, contagiada durante la primera ola de la pandemia y cuyo testimonio llegó hasta el televisivo “Informe Semanal”. “Yo me contagié, creemos, la primera semana de marzo. Fueron pasando los días y mis síntomas, en vez de ir a menos, fueron a más en las siguientes semanas. Estaba extremadamente cansada y tenía dolor torácico”, explica. “Empecé a olvidarme de las cosas... y tengo miedo de no volver a ser la persona que era; es una sensación complicada”, reconoce Quintana sobre su incertidumbre.

No es un caso aislado. La OMS ha pedido que se investigue y en todo el mundo han surgido colectivos ciudadanos. “Este mes he tenido dos picos de fiebre, faringitis, dolores musculares, zumbidos de oído, urticarias...”, asegura la ejecutiva Beatriz Fernández, vinculada a “Long COVID acts”.

Por otra parte, el estudio apunta que los síntomas persistentes fluctúan en el tiempo, con una media de 36 síntomas por persona. Los más frecuentes son cansancio astenia, malestar general, dolores de cabeza, bajo estado de ánimo, dolores musculares o mialgias; falta de aire o disnea, dolores articulares, falta de concentración; dolor de espalda, presión en el pecho, ansiedad, febrícula, tos, fallos de memoria, dolor en el cuello, diarrea, dolor torácico; palpitaciones, mareos y hormigueos en las extremidades o parestesias.

Simón Espinosa

En cuanto a la afectación de los órganos, la mitad de los encuestados tiene 7 áreas afectadas, siendo las más frecuentes los síntomas generales (95%), las alteraciones neurológicas (86%), los problemas psicológicos o emocionales (86%), los problemas del aparato locomotor (82%), los problemas respiratorios (79%), las alteraciones digestivas (70%) o cardiovasculares (69%); las alteraciones otorrinolaringológicas (65%) y oftalmológicas (56%), entre otras.

¿Cuáles pueden ser las razones? Aún se desconocen aunque podrían estar detrás las sustancias tóxicas que el propio organismo libera en la lucha contra la enfermedad, o que el coronavirus se introduce en determinadas zonas del organismo, según avanza un portavoz de la SEMG.

En cuanto al empeoramiento de su estado de salud, la mitad de los encuestados perciben una incapacidad notable: al 30% de los encuestados le supone un esfuerzo o les resulta imposible el aseo personal y al 72% trabajar fuera de casa.

  • Pilar Rodríguez Ledo

    Vicepresidenta SEMG y médica gallega

“Vemos a personas con daños que eran deportistas y no hay protocolos de atención”

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La médica de Atención Primaria gallega, Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta y responsable de Investigación de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) explica que la mayoría de COVID persistentes son pacientes vistos en Atención Primaria: “No tienen una enfermedad aguda por coronavirus que requiera ingreso hospitalario, pero son tratados y aislados en sus domicilios. Sus síntomas, en vez de desaparecer, a las 2 o 3 semanas se mantienen... incluso por encima de las doce. En el colectivo hay gente que lleva hasta 10 meses con síntomas”, razona. “Eran personas sanas, muchos de ellos como corresponde a su edad, deportistas o montañeros”, completa. "Estamos hablando de edades de entre 36 y 50 años, lo que socialmente tiene su repercusión. Vemos un colectivo de gente joven que tiene dificultad para realizar su trabajo”. Otro de los problemas a los que apunta la doctora es que “no se les está dando seguimiento específico porque no hay ninguna recomendación ni existen protocolos de atención para ellos”.

El estudio de la SEMG no ha sido el único que arroja estas conclusiones. Otro internacional en el que han participado 90 pacientes españoles identificó 205 síntomas, y refrenda los mismos datos.

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