El Gobierno socialdemócrata danés ha llegado a un acuerdo con sus aliados de centroizquierda para desenterrar e incinerar posteriormente a más de 4 millones de visones sacrificados por una mutación de la COVID-19. Dinamarca sacrificó desde principios de noviembre a todos sus visones (más de 15 millones) al detectarse una cepa del virus que debilitaba la capacidad de crear anticuerpos y podía comprometer la eficacia de las futuras vacunas.

Aunque la mayor parte de los animales fueron incinerados, las autoridades habilitaron dos fosas comunes en instalaciones militares al oeste del país para poder acelerar el proceso. Las imágenes de cientos de animales saliendo a la superficie por efecto de los gases aparecidas hace unas semanas y la constatación de que algunos habían sido enterrados a menos de 300 metros de distancia de un lago provocaron quejas en el Parlamento danés.

Las autoridades medioambientales estiman que no hay peligro de contaminación del agua, por lo que el Gobierno y sus aliados acordaron desenterrar a los visones dentro de seis meses, cuando ya no haya riesgo infeccioso y puedan ser incinerados como basura industrial.