Mucho se ha hablado –e incluso demonizado– a los adolescentes tras el desconfinamiento en lo que llevamos de pandemia por comportamientos como hacer reuniones de grupo, no cumplir con la distancia interpersonal marcada o quitarse la mascarilla. Sin pretender justificar ni consentir tales actidudes, Francisco Castaño invitó a los adultos a ver las cosas desde su perspectiva, para intentar imponer límites que les ayude a ellos.

“Llevan dos meses sin salir a la calle, sin ver a la chica o chico que les gusta, a sus amigos. ¿Y van a estar a dos metros de distancia? No. Se van a dar un abrazo, besos porque lo necesitan. Nosotros tenemos que decirles que no lo pueden hacer e intentar marcar unas normas, pero lo que no podemos hacer es enfadarnos porque lo hagan porque ellos no ven las cosas de la misma manera que nosotros y no podemos pretender que las vean como nosotros”, explicó el invitado de Club FARO

Castaño, profesor de Educación Secundaria, asesor y orientador familiar, y padre de dos jóvenes, estuvo en el MARCO de Vigo presentando su último libro, “La mejor versión de tu hijo” (Plataforma Actual), en el que ofrece herramientas y pautas para que los padres puedan ayudar a sus hijos a ser la mejor versión de sí mismos. “Tenemos que entenderles y saber cómo piensan. Si no es así, va a ser imposible educarlos”, afirmó el ponente en una charla-coloquio que fue presentada por la psicóloga Diana Rodríguez.

Según el docente y orientador zaragozano, las claves para educar en la sociedad del siglo XXI son una buena comunicación, saber fijar los límites adecuados, mucho cariño y valores acordes con nuestras creencias. Con anécdotas personales y ejemplos de casos reales que ha tratado en su consulta, Castaño fue detallando cada una de las claves, centrándose especialmente en los adolescentes, y aseguró que ser comprensivo no es sinónimo de ser permisivo.

“Hay personas que creen que si pones límite no podrás tener confianza con tus hijos y al revés, pero esto no es cierto. Una cosa no excluye a la otra”

“Hay personas que creen que si pones límite no podrás tener confianza con tus hijos y al revés, pero esto no es cierto. Una cosa no excluye a la otra”, aseguró.

Pero para ello, hay que tener credibilidad, es decir, que si se impone una norma hay que mantenerla. “Es la forma de que cuando tenga que explicarle una cosa, me crea. Como padres y como madres tenemos que ser coherentes para que nuestros hijos crean en nosotros, aunque esto no quiere decir que nos vayan a hacer caso, pero que sepan que si no cumplen con su responsabilidad habrá una consecuencia”, explicó.

Según Castaño, uno de los grandes obstáculos en la educación es la falta de comunicación, que hay que trabajar desde pequeños para establecer espacios de confianza y para conocerlos mejor. En este sentido, calificó de fundamental establecer vías de comunicación con los hijos, que vayan más allá de preguntar por cómo le ha ido en el examen que ha tenido o con quién y dónde ha salido. Hay que compartir actividades que les gusten, como la música que escuchan en ese momento. “El adolescente necesita pertenecer a un grupo y si a este le gusta el reguetón pues a él le tiene que gustar también el reguetón. No se trata de que si a nosotros nos gusta o no, sino de conectar con ellos y para conectar con ellos tengo que ver las cosas desde su perspectiva. No puedo pretender que él piense como yo”, insistió.

No se trata de que si a nosotros nos gusta o no, sino de conectar con ellos y para conectar con ellos tengo que ver las cosas desde su perspectiva

La falta de comunicación también provocan que los mensajes no sean comunicados de una forma acertada. “A veces nos enfadamos con nuestros hijos porque han ido hacia adelante cuando lo que ha sucedido es que no hemos sabido decirles que tenían que ir hacia atrás. No debemos olvidar tampoco que los niños no hacen las cosas mal por fastidiarnos, sino porque no saben hacerlo de otra manera o porque le faltan hábitos y aquí es donde entramos la responsabilidad de los padres”, explicó.

“Todos tenemos talento para algo, pero también hay que trabajarlo”

Las “reglas del juego” son fundamentales en la educación de los hijos. Pero, ¿cómo establecerlas? Francisco Castaño aseguró que uno de los errores de los padres es empeñarse en convencer a los chavales de las normas de casa, ya que lo más probable es que desatienda todos los argumentos. “Sin olvidar que en el ADN del adolescentes está la hormona de saltarse las reglas”, advirtió. Según Castaño, en vez de pretender convencerlo, hay que enseñarle a asumir responsabilidades, que sepa que no cumplir las normas conlleva una consecuencia. “No se trata de castigar, sino de que aprenda que todo lo que se hace tiene consecuencias”, afirmó. Añadió que los padres también deben enseñar a sus hijos que todos los días habrá un mínimo de cinco cosas que no les gusta que tendrán que hacer. “Esto no lo van a aprender por ciencia infusa, pero es la única forma de que no sean una de esas personas enfadadas con el día, a la que molesta tanto la lluvia como el sol y que se enfada porque el café está demasiado frío y al día siguiente porque quema”, dijo. Castaño lamentó que muchas veces, los padres se detienen solo en las cosas que hacen mal los hijos, una actitud que es peligrosa porque puede hacer que los niños tengan baja autoestima y además, no se esfuercen por mejorar, ya que solo recibe críticas negativas. En este sentido, aseguró que reconocer los méritos no significa olvidarse de aquellos aspectos que deben mejorar. El orientador familiar abogó por el refuerzo positivo y recordó que una de las cosas que más motivan a los hijos es que sus padres se sientan orgullosos de ellos. “Valorar lo que hacen bien es fundamental porque se sienten bien y les ayuda a mejorar”, aseguró. En este sentido, aseguró que toda persona es buena en algo. “Todos tenemos talento para algo, pero no podemos pretender que nuestro hijo sea ingeniero si lo que le gusta es la carpintería o tocar el saxo. Lo más importante de la vida es ser feliz y por eso cada uno ha de hacer lo que le gusta. Los padres tenemos que acompañar a nuestros hijos en sus ilusiones, pero también debemos enseñarles que con talento solo no basta, que también hay que trabajarlo”, manifestó.