La viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Margarita del Val pidió ayer mitigar las “esperanzas” depositadas en las vacunas contra la COVID-19, un “terreno muy resbaladizo”, porque lo que se conoce hasta ahora son anuncios que deben acabar de ser verificados.

Del Val plantea el debate de hasta qué punto es conveniente generar “esperanzas” sin la certeza de que estas luego puede cumplirse, a pesar de asumir que la sociedad se encuentra sumida en el desánimo.

Así se ha expresado la viróloga durante la jornada “La ciencia impaciente”, organizada por la Fundación Antoni Esteve, dedicada a la futura vacunación ante la COVID-19.

La viróloga del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) Isabel Sola y la periodista Milagro Pérez Oliva han hecho dos presentaciones, seguidas luego por intervenciones de otros participantes. Pérez Oliva alertó de que los medios de comunicación son “prisioneros del calendario” de las farmacéuticas, que deciden cuándo informar sobre sus avances en materia de vacunas, pero ello no les debe impedir “mantener su propia agenda”.

A modo de ejemplo, destacó que los anuncios sobre vacunas llegaron en lunes, el día en el que se abre el mercado bursátil, algo que se hace con lógica comercial más que para informar a la opinión pública. “Negocio y salud maridan mal y eso agranda las sospechas” de la población sobre las vacunas, lamenta al apuntar que existe “una guerra comercial detrás de la información” que se transmite.

Así, ha señalado que detrás de la carrera por conseguir vacunas hay intereses de todo tipo (económicos y geoestratégicos, por ejemplo) que deben ponerse en cuarentena hasta que se pueda leer “la letra pequeña” de lo anunciado hasta ahora.

Sola considera que se puede “mantener la dualidad entre los intereses de las farmacéuticas y el interés sanitario” de las vacunas, e incide en que existen “dudas razonables” sobre la efectividad de las vacunas anunciadas porque todavía no se han expuesto “evidencias concretas” sobre las mismas.