Inglaterra ya ha puesto fecha al primer reparto de la vacuna, y será inminente: en 10 días. Ese es el plazo que se ha comunicado a los hospitales ingleses para recibir el fármaco desarrollado por la compañía estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech, según adelantó en exclusiva el diario británico “The Guardian”. De esta forma, esperan empezar a repartir esta vacuna el 7 de diciembre, en previsión de que la autorización oficial se produzca unos días más tarde.

Los trabajadores del Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) serían los primeros en recibir el medicamento, y no las personas de mayor edad. En un primer momento, en septiembre, se había anunciado por parte del Comité de Vacunas gubernamental que el colectivo de mayores de 80 años, los usuarios de residencias geriátricas y el personal que los atiende serían los primeros en la lista, pero la especificidad de la vacuna ideada por las multinacionales farmacéuticas Pfizer y BioNtech habría obligado a reconsiderar la estrategia.

Los responsables del sector asistencial británico reaccionaron con enfado a este cambio y advirtieron que la medida sería vista como una “traición”.

Vuelos chárter

Al otro lado del Atlántico, la aerolínea estadounidense United Airlines inició el viernes vuelos chárter con vacunas contra la COVID-19 de Pfizer, con el fin de acelerar su distribución si el producto recibe la aprobación de las autoridades sanitarias, según informó “The Wall Street Journal”.

El periódico, que cita a fuentes anónimas conocedoras del programa, señala que United ha obtenido el visto bueno de los reguladores aéreos para transportar a bordo de sus aviones más hielo seco del permitido habitualmente, un producto que se utiliza para mantener las vacunas a las bajas temperaturas que requieren.

El plan de United es hacer vuelos chárter entre los aeropuertos de Bruselas y Chicago (Estados Unidos) para apoyar la distribución de la vacuna de Pfizer, que tiene sus principales centros de preparación de la vacuna en Kalamazoo (Michigan, EE UU) y en Puurs (Bélgica).

La farmacéutica estadounidense y su socia alemana BioNTech pidieron hace una semana una autorización de emergencia al regulador del medicamento de Estados Unidos (FDA) para poder comenzar a distribuir su vacuna contra la COVID-19, que ha demostrado hasta un 95% de eficacia en pruebas clínicas preliminares.

La expectativa es que el producto se apruebe de forma prioritaria y pueda suministrarse a población de riesgo a partir de diciembre.

Trabajo en paralelo

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Pfizer y BioNTech trabajan en paralelo en avanzar los procesos de aprobación de la vacuna con los reguladores de Australia, Canadá, Japón, Reino Unido y la Unión Europea y esperan poder fabricar 50 millones de dosis en todo el mundo en lo que queda de año y 1.300 millones de dosis más en todo 2021.

La vacuna es la más avanzada en su proceso de pruebas y aprobación, aunque no la única, pues hay otras como la desarrollada por la biotecnológica Moderna o la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford que la siguen muy de cerca.