El español Juan Verde (Telde, 49 años) es entusiasta por naturaleza y no lo ocultaba anoche cuando varios estados daban ya la victoria a Joe Biden como próximo presidente de EE UU. Lidera la Fundación Advanced Leadership, fue asesor de Barack Obama y Hillary Clinton y también subsecretario adjunto para Europa y Eurasia en el Departamento de Comercio de Estados Unidos entre los años 2008 y 2010. Para él, Trump encarna lo peor de la política, mientras que Biden es la gran esperanza.

–Usted ha llegado a calificar a Donald Trump de criminal, ¿qué le lleva a calificarlo así?

–Puedo dar varios ejemplos de por qué lo considero un irresponsable que roza lo criminal. Los tenía antes de la jornada electoral y ahora, con el recuento, tengo más argumentos. Cuando tienes a la comunidad científica diciendo que es importante ponerse la mascarilla y mantener las distancias y convocas 30 o 40 mítines en los que metes a 50.000 personas sin mascarillas ni guardar las distancias mientras Trump estaba protegido, es poner en peligro la vida de miles de personas. De hecho se calcula que, como mínimo, unos 30.000 asistentes a sus actos electorales se han contagiado de la Covid-19. Y ahora, después de más de 150 años de voto por correo dentro del sistema sin ningún tipo de fallos, teniendo informes de las agencias gubernamentales que le indican que funciona, va ahora e impugna las elecciones por su visión partidista y personalista para llevar el escrutinio y eliminar cientos de miles de votos dentro de una Corte Suprema que controla. Estos son solo dos ejemplos de una actitud criminal. Ataca a los medios de comunicación, utiliza las administraciones públicas con fines políticos teniendo al secretario de Justicia atacando a los rivales políticos y ahora ataca a la legitimidad del proceso electoral y la democracia. Trump representa el manual perfecto del dictador que roza lo criminal.

–¿Han vuelto a equivocarse las encuestas porque daban una victoria a Biden con una diferencia de once puntos?

–Las primeras conclusiones que podemos extrapolar es que tiene una base de apoyo electoral muy importante y lo que han demostrado estas elecciones es que no ha habido jamás una movilización tan abrumadora de votantes a lo largo de la historia. Hasta ahora creíamos que con cuanta más movilización más apoyo demócrata había, pero esto no ha sido tal y como esperábamos. Lo que sí podemos decir es que con los últimos datos de la tarde de este miércoles es que Biden es ya el presidente con la mayor cantidad de votos de toda la historia. Al final es cierto que habrá que hacer un profundo estudio sobre el comportamiento social del voto, algo que se llevará a cabo a lo largo de meses, porque efectivamente la encuestas daban una diferencia de 9 y 11 puntos entre ambos candidatos a favor de Biden y al final esa diferencia se ha reducido a cerca de los tres puntos.

–Tras cuatro años de una presidencia en la que parece que EE UU ha perdido liderazgo en el plano internacional, ¿cómo explica un resultado tan ajustado?

–Es muy prematuro sacar conclusiones todavía, pero insisto en que Trump tiene un apoyo de sus bases de un 42% mientras que los demócratas alcanzan casi el 50%. La población estadounidense es muy heterogénea, en las costas este y oeste, en las grandes llanuras, en el sur y en el norte. Es difícil explicarlo y aunque creo que finalmente vamos a conseguir la victoria electoral, confiábamos en tener una victoria moral más holgada, creíamos que Trump iba a perder por una diferencia mucho más abultada de tal manera que lanzáramos un mensaje a Estados Unidos de reconciliación, de apostar por la reconstrucción de las políticas sociales y económicas, y de cara al mundo poder lanzar el mensaje de que Trump ha sido un paréntesis en la historia de EE UU, que nos equivocamos, que los valores americanos no son los que representa Trump.

–¿Cómo explica el tirón que tiene Trump con la población hispana cuando no parece que sea el candidato que mejor haya defendido sus derechos?

–Esto no es del todo cierto. La mayoría del voto hispano a ido para Biden, pero no en el estado de Florida, donde Trump realizó una campaña de miedo muy fuerte. La victoria en Arizona nos la van a dar los hispanos, estuvimos a punto de ganar el bastión más importante de los republicanos: Texas gracias al poyo de los hispanos, la victoria en Filadelfia nos la va a dar la comunidad hispana.

–Otra cuestión es el discurso de Trump en las redes sociales, donde aunque se le rebata tiene escaso eco y muy poca práctica para derribar sus mentiras. Habla a su parroquia.

–La mayoría de los políticos tienen buenas intenciones, pero Trump da miedo. Desde el punto de vista estratégico, usa las redes de forma brillante, es muy astuto repitiendo hasta la saciedad sus mentiras de tal forma que se convierten en verdad para un determinado segmento de la sociedad.

–Si se confirma que Biden es el próximo inquilino del 1.600 de la Avenida Pennsylvania, ¿qué cambios debemos esperar?

–Creo que será el inicio de una nueva era de reconciliación nacional, de unificación del país dentro de una serie de estrategias de reconstrucción de los estados: reconstruir el modelo económico, energético y llevar a cabo una serie de reformas sociales. Biden incide en que no debemos cometer los errores del pasado. En sus discursos lanza el mensaje de que debemos aprovechar esta crisis que vive todo el planeta para hacer las cosas mejor, tanto dentro del país como en sus relaciones internacionales. Dentro de Estados Unidos la desigualdad es su cáncer pues el 10% de la población acumula el 83% de la riqueza. Por primera vez en la historia, con Trump hemos visto cómo personas trabajan 40 horas semanales y cobra el salario mínimo. Necesitamos una reforma educativa, una reforma judicial, policial, sanitaria y fiscal. Pero en el plano internacional va a impulsar de nuevo la alianza con la Unión Europea, que ha quedado muy tocada, tanto en las relaciones diplomáticas como en las cuestiones fiscales. Hay que superar cuatro años de enfriamiento de unas relaciones transatlánticas insultadas por Trump a comienzos de su mandato.