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Antón Pombo | Escritor, historiador

“Se vende la idea del Camino como itinerario de naturaleza y eso no es real”

“Las medidas de países como Reino Unido le van a afectar” a la ruta jacobea, lamenta

Antón Pombo durante uno de sus caminos a Santiago. | // A.P.

A Antón Pombo el Camino de Santiago le ha atravesado la vida. En él, conoció a la que ahora es su mujer; a él dedica su vida y al pie del mismo vive en Corcubión (A Coruña) vive. Lo conoce mejor que la palma de su mano. Por ello, es el autor de referencia de la editorial Anaya para sus publicaciones sobre la ruta jacobea. Sus trabajos le han valido el Premio Internacioanl Aymeric Picaud. Su último libro “101 lugares del Camino de Santiago sorprendentes” ofrece otra visión cultural de la ruta francesa y su prolongación hasta Muxía.

–¿Cómo nació “101 lugares del Camino de Santiago sorprendentes”?

–Las editoriales están sacando nuevos productos, nuevas líneas. Desde Anaya Touring, pensaron en una colección que ofreciese la visión de un tema, vinculado con los viajes y con cierto atractivo para el público. Este es un libro de consulta, no para viajar. El primero de la colección salió el pasado año: “101 lugares curiosos de España”. Funcionó de maravilla y pensaron en otro título con referencia al Camino de Santiago.

–¿Qué supuso para usted acometer este encargo?

–Para mí, fue una ocasión de acercarme al Camino de otra manera. Siempre me acerco en modo peregrino, pensando en los que lo hacen de manera tradicional. Con esta obra, se ofrece un Camino que abre los ojos al paisaje cultural. Hice un viaje de cinco días para visitar algunos de estos lugares; fue una oportunidad de reencontrarme despacio con ese espacio cultural, tomando notas, como se hacían antes los libros más clásicos.

–Es interesante ofrecer un Camino más sosegado, sin tantas prisas.

–Sí, en la introducción, digo que es como tener una segunda oportunidad para hacer el Camino de otra manera, de una manera diferente a cuando lo hiciste como peregrino, cuando llegabas exhausto al final de la jornada y no tenías ánimos o tiempo de hacer visitas.

–¿Cree que las recomendaciones de distintos gobiernos de no viajar a España pueden dañar al Camino de Santiago?

–Evidentemente, sin lugar a dudas va a afectar. El Camino, este año, no va a levantar cabeza desde el punto de vista cuantitativo, pero siguen pasando peregrinos, sigue funcionando y hay gente sorpendida de las cifras de peregrinos porque se esperaban muchos menos. Tenemos esta visión antigua de Europa de pensar en estados-nación en vez de pensar más en regiones. Hay una política europea desarrollada para las regiones pero, a la hora de la verdad, se piensa como país. El norte de Portugal, Galicia, Cantabria, Canarias... no están como otras regiones en cuestiones de Covid. Estamos viviendo un momento dulce en Galicia; hay mucha gente aquí, están empezando a venir peregrinos de fuera. Algunos no pueden vivir si no hacen el Camino. Los que lo están haciendo ahora son los entusiastas. Cerrándonos cada uno en su país, no vale. Hay que tomar medidas de control para quien viene y va. Tanta tecnología y seguimos con modelos decimonónicos.

Antón Pombo durante uno de sus caminos a Santiago. | // A.P.

–¿Qué opina de las campañas de promoción del Camino ahora?

–Creo que cometen un grave error. Hay campañas de promoción de administraciones que venden la idea del Camino de Santiago como algo natural, como itinerario de naturaleza y esto no es real. Es un itinerario histórico que transcurre por la naturaleza pero también hay puntos como Vigo, áreas urbanas. El Camino de Santiago no es una ruta de naturaleza, de senderismo.

–¿Qué expectativas tiene para 2021, el Año Santo?

–No podemos hacer adivinación. No sabemos qué va a pasar. Dependemos de una vacuna o medicamento que dé más seguridad. Mientras, tenemos que convivir con el problema. Lo que distingue un Año Santo de otro es que los peregrinos vienen organizados. Los grupos organizados lo tienen bastante complicado el próximo año pero no creo que eso sea malo. A lo mejor, es momento para reflexionar cómo estamos explotando el Camino de Santiago.

–¿Lo puede concretar un poco más?

–Es un itinerario milenario, no se puede equiparar a otras cosas como si fuera una ruta de senderismo. Algunas cosas irán cambiando como el formato de alojamiento. Venimos denunciando desde hace años este tema de la concentración de gente en las últimas etapas. Seguramente, la gente que gira alrededor del Camino tendrá que pasar una temporada repensando el futuro.No sé si podrán mantener los precios de albergues a seis u ocho euros la noche. La pandemia va a tener consecuencias en el modo de hacer el Camino. Ya hay cosas que están cambiando como el de planificar con reservas.

“San Juan de la Peña me fascina”

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–Le voy a poner en un aprieto, elija cuatro lugares de los 101 del libro.

–¡Qué compromiso! Descubrí algunos que me fascinaron como San Juan de la Peña en Huesca. Es un sitio que me fascina y quien no lo conozca debería ir una vez en la vida allí. Es un lugar fascinante del norte de España que conjuga ecología, bosque, arquitectura, leyenda, arte,, literatura, historia... Supuestamente, estuvo el Grial custodiado durante siglos. Nació allí el reino de Aragón.

–¿Y qué otros lugares más?

–En Castilla, me quedaría con un lugar muy humilde en León, la Calle Mayor del Burgo Ranero, una vía de adobe que me parece un homenaje a la humildad, a la construcción tradicional. También me quedo con un sitio que se ve al pasar para Madrid y es el Castillo de Sarracín en Vega de Valcarce, con un kilómetro y medio de subida por medio de bosques de castaños centenarios. Está en la entrada de Galicia y recuerda cuando en la Edad Media se controlaban los pasos para exigir tributos.

–En el libro habla de la iniciativa de un peregrino húngaro para recuperarlo.

–Sí, hay proyecto de un húngaro, que es arquitecto, que quiere recabar fondos para hacer una rehabilitación del lugar y para convertirlo en un centro de reflexión, de artesanía, de disfrute de la naturaleza... Le va a costar rehabilitar eso a fondo porque es muy costoso. Él se inspira en las construcciones húngaras. Necesita dos millones de euros para la inversión. Este castillo está casi comido por la selva; lo están consolidando. Parece un castillo de juguete pero está muy completo. Es un recurso patrimonial importante que estaba olvidado.

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