El toque de queda anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es la puntilla para la hostelería y, si se alarga más allá del 9 de noviembre –las comunidades autónomas lo podrán levantar a partir de esta fecha en función de su situación epidemiológica–, podrá significar el punto final para muchos bares y restaurantes.
La noticia sentó como un jarro de agua fría. Y es que el sector lleva con el agua al cuello desde que se decretó el estado de alarma en marzo. A la espera de conocer a qué hora se aplicará en Galicia –la Xunta comunicará hoy si empieza a las 22.00, 23.00 0 00.00 horas–, el sector mostraba ayer su profunda indignación tras conocer lo que consideran una “zancadilla” más en un camino lleno de piedras. Y es que, como apuntaba el presidente de la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), César Sánchez-Ballesteros, la nueva medida abocará a “muchos negocios” al cierre definitivo al ver reducida su clientela en las cenas. Ante esta dramática coyuntura, exigen “ayudas directas” de las instituciones y la reducción o supresión de impuestos como el IBI o el IAE. El sector se muere. Nadie nos ha compensado por no poder abrir ni por tener que reducir aforos; las normas deben venir acompañadas de apoyo económico a los negocios que las sufren”, argumenta.
“La diferencia entre poder servir cenas o no está en esa hora de margen”
Ballesteros lamenta que “se demonice” al sector y reconoce no entender la “falta de sensibilidad” de los dirigentes a la hora de determinar las restricciones.
“El mensaje que mandan es que la hostelería es peligrosa, por lo que no creo que los clientes vayan a considerar venir antes a cenar o cambiar los planes y acudir a mediodía para poder estar sin la tensión de tener que irse a una hora concreta. La idea que se comunica desde el Gobierno es que los bares y restaurantes son inseguros, la gente no se va a animar ni con promociones ni con descuentos”, explica. Que la Xunta opte por las 00.00 horas y no por las 23.00 para el inicio del toque de queda es “importante”, señala, ya que “la diferencia entre poder servir cenas o no está en esa hora de margen”. El representante de la federación provincial también alerta de la futura proliferación de la “actividad pirata” antes de avanzar que el servicio a domicilio será una de las alternativas a las que recurrirán.
"Si se mantiene la medida hasta finales de diciembre, la perdemos”
Misma radiografía dibuja Rubén Pérez, el presidente de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros Zona Náutico, una de las áreas con más actividad hostelera en Vigo: “Es un mazazo”. Traslada una gran incertidumbre al respecto de la campaña de Navidad, una de las esperanzas del sector: “Si se mantiene la medida hasta finales de diciembre, la perdemos”. Concreta, a su vez, que el toque de queda comprometerá la viabilidad de “muchos” bares y restaurantes. “El mes que viene, ya se podrá despedir al finalizar el plazo de seis meses tras la aplicación de los ERTE. Va a venir mucho paro, la situación será terrorífica. Necesitamos ayudas directas de las instituciones, pero que sean potentes”, apostilla.
"Aunque el toque de quede comience a las 00.00 horas, perderemos clientes; muchísima gente sale tarde de trabajar, sobre las 20.00 o las 21.00"
En Ourense, donde se prohíben las reuniones de personas no convivientes, la nueva medida del Gobierno abre todavía más la herida del sector, que factura “un 80% menos”. Es la cifra que detalla Javier Outumuro, presidente de la Unión de Hosteleros de la urbe, que asegura que el gremio está “superquemado” y, al igual que sus compañeros, reclama “ayudas directas” del Gobierno o de la Xunta. “Aunque el toque de quede comience a las 00.00 horas, perderemos clientes; muchísima gente sale tarde de trabajar, sobre las 20.00 o las 21.00”, manifiesta.
Otro SOS del ocio nocturno
La Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos España de Noche, con representación en Galicia, comunica que el toque de queda “obliga a abordar con carácter urgente y extraordinario” un plan de choque, ya que –sostiene– “puede suponer una debacle sin precedentes”, puesto que impide realizar su actividad a todo un sector de la economía.