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ENTREVISTA

Julio García Comesaña: “Nadie quiere oír hablar de confinamiento”

“Ahora se maneja mucha más información, mucho más rica, y permite mucha anticipación”

García Comesaña, ante El Titán, en el Álvaro Cunqueiro

“Como si hubieras subido a un sitio más alto, ves más cosas y también lo que rodea a la Sanidad”. Así ha cambiado la visión de Julio García Comesaña desde que el 6 de septiembre dejó la Gerencia del área sanitaria de Vigo para ponerse al frente de la Consellería de Sanidade en la segunda ola de la pandemia. Aboga por la anticipación aplicando medidas quirúrgicas en base al análisis de gran cantidad de información.

–¿Cómo definiría la situación actual de Galicia?

–Dentro de la de toda España, es de las de mejores en datos epidemiológicos. No quiere decir que sea buena. Si la media está en los 250 casos por cien mil habitantes en la incidencia acumulada a 14 días, nosotros estamos en 135-137. Nos movemos casi en la mitad. Puede empeorar, pero nos hace pensar que las medidas han sido buenas y hemos intervenido con anticipación. Hay que estar muy pendientes de cualquier pequeña desviación.

–Llevamos una semana en la que parece que está subiendo prácticamente en toda Galicia, menos en Ourense. ¿Qué sucede?

–Lo que llevamos tiempo diciendo: en un porcentaje muy importante, los contagios proceden del ámbito familiar, ese entorno de confianza en el que crees que puedes relajarte. En general, no hay contagios en el laboral, el educativo, el cultural… Son en las familias, los conocidos, los compañeros de trabajo al entrar o al salir…

Ficha personal:


(Vigo, 1968). Radiofísico con plaza en el Meixoeiro. Se estrena como gestor dirigiendo el Meixoeiro en 2005. Tras la subdirección de Innovación del Sergas, vuelve al Chuvi como número dos en 2015. Tras un breve paso por la Gerencia de Ourense, ocupa la de Vigo en julio de 2019 y, 14 meses después, llega a conselleiro.

–¿Por qué en esta última semana más? ¿Por la llegada del frío y las reuniones en interiores?

–Tampoco lo tenemos objetivado de esta manera. Quizás ahora se vea más en toda Galicia, pero lo llevamos viendo en A Mariña, en Lugo, en A Coruña, en Santiago, ahora en Ourense…

–¿Hasta cuánto subirá? ¿Volveremos a un confinamiento?

–Nadie quiere oír hablar de confinamiento y creemos que las medidas quirúrgicas son efectivas. Hasta ahora, en los brotes anteriores, lo han sido, y la situación se revirtió. Aunque es pronto para echar las campanas al vuelo, en Ourense han provocado que, al menos, se estabilice.

–En la primera ola, trabajaban con previsiones de cuándo llegaría el pico, ¿ahora también?

–Entonces, había curvas más o menos clásicas de difusión del contagio y de cómo afectaría a las camas con patrones derivados del virus influenza. Se truncaron con el confinamiento. Afortunadamente, la curva se cayó por eso. Tampoco contemplaba el uso de mascarillas o la distancia. Ahora no usamos ese modelo.

–Así que ven los datos al día.

–Vemos la evolución y nos anticipamos. Antes veíamos solo tres parámetros. Ahora se maneja mucha más información, mucho más rica, y permite mucha anticipación.

–Si Ourense está mejorando, ¿hay algún otro punto que preocupe?

–Ourense ciudad y Barbadás no es que mejore, es que no sigue creciendo, que para nosotros es una noticia buena. La zona de Carballiño tenemos algunas dudas de cómo evoluciona; y la de Verín, también.

–¿Por qué desde la Xunta en la última semana se ha apuntado a los universitarios? ¿Qué datos tienen?

–No es que les apuntemos. Los problemas están en los entornos de confianza y eso les incluye. Es uno especialmente peligroso. Y, en particular, porque el curso universitario ha empezado estas semanas. Lo estamos viendo en las ciudades universitarias y, en Santiago, el alcalde y los vecinos dicen que hay muchas fiestas en pisos. Hubo brotes. Ha llevado a hacer un cribado en las residencias con un resultado no despreciable de 14 positivos. Pero todo el mundo debe extremar las medidas. Por eso, el martes, decidimos extender a toda Galicia la restricción de reuniones a 10 personas.

–Las farmacias de Ourense van a hacer test rápidos. ¿Se va a extender esta iniciativa a toda Galicia?

–Vamos a hacer test rápidos en varios colectivos. En los universitarios, con hasta 50.000 test rápidos para las universidades en los 7 campus. Seguiremos haciendo muchos en Ourense, que acaba de hacer 1.400 PCR en un día. Un récord allí. Primaria está trabajando mucho para identificar contactos y nos pareció oportuno añadir un poco más y las oficinas de farmacia han mostrado su predisposición. Es algo puntual. No me atrevo a decir qué pasará en dos semanas. Queremos que la que viene sea muy intensa en Ourense para cuarentenar positivos.

–En verano bajó la edad media del contagiado. ¿Cómo está ahora?

–Ha vuelto a subir. Estamos más cerca de los 40 que de los 30, pero siguen siendo edades bajas, no como en la primera ola. Apunta a que la gente de 60 y 80 o, incluso, 50, no hace tanta actividad en entornos de confianza como la de 30 o 40.

“Las UCI tienen un 77% menos de Covid que en lo peor de la primera ola. Da cierta tranquilidad”

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–Hoy [por el viernes] había 231 hospitalizados, 41 en UCI. ¿Qué nivel de presión supone y hasta dónde se puede llegar?

–Nuestro nivel de referencia es el peor día de la primera onda, que no llegó a la capacidad máxima. El pico máximo en UCI fueron 178 pacientes y 946 en camas convencionales. Ahora las primeras tienen un 76,97% menos de ocupación y las otras, un 75,58% por debajo. Te hace estar tranquilo, entre comillas. Hay que anticiparse, porque puede cambiar en cualquier momento.

García Comesaña, ante el Hospital Álvaro Cunqueiro Ricardo Grobas

“Los hospitales están trabajando igual o más que en octubre pasado”

–Las listas de espera no se publicaron en verano. ¿Lo harán en diciembre?

–Sí, sin ninguna duda.

–¿Y qué dirán?

–Me aventuro a decir que en oncología no ha habido grandes demoras, porque es lo que priorizamos incluso en los peores momentos. Seguramente, dirá que las consultas empeoraron ligeramente, porque aunque se ha hecho mucha telefónica, igual no se ha atendido toda la no preferente que se podía. Probablemente, en las pruebas habrá un pequeño retroceso fruto de la gran demanda. De todas formas, van a ser difíciles de comparar. No solo es cuánto tardan en salir los pacientes, también si no entran. A lo mejor nos encontramos que la lista quirúrgica ha bajado de forma drástica por eso.

–Sacando todo lo que no es Covid ni prioritario, ¿cómo está la actividad hospitalaria?

–La primera onda acabó a principios de junio y priorizamos que la gente pudiera descansar en verano para recuperar la actividad lo antes posible. Pero empezaron a aparecer brotes y se truncó un poco. Aun así, hicimos un esfuerzo grande para que se pudiera operar más que otros veranos. No fue sencillo porque no había personal de enfermería. El Sergas incorporó en la primera onda 1.700 trabajadores que se mantienen y una parte importantísima era de enfermería. Contamos con refuerzos en todos los servicios, porque a aquellos residentes que acababan en mayo se les prolongó el contrato hasta diciembre. Son profesionales que el año pasado no teníamos, hacen actividad adicional. No tengo el dato, pero entiendo que este octubre estamos trabajando más que el del año pasado. O, por lo menos, lo mismo.

–¿Se puede aguantar así?

–No. Tenemos un remanente de lo que no se hizo en abril y mayo, que no se pudo hacer en verano, que tenemos que meter en estos meses. Lo acumulado, en números objetivos, no es tanto porque no entraron en lista al no haber consultas.

–¿El miedo es lo que pueda llegar a agudos por no haber hecho esas consultas?

–Claro. Esa es una cuestión que manejamos con prudencia. A lo mejor, gente que en su momento no fue por el camino habitual, llega más tarde al especialista y nos encontramos un problema de patologías que antes se resolvían más rápido. Nos puede pasar.

–¿Esta vez también hay planes para hospitales de campaña?

–Todavía no. La otra vez llegaron a darse pasos en algunas áreas. La

curva se desmoronó por el confinamiento y no fueron necesarios.

–Sí de derivaciones…

–Ya se hizo en A Mariña. Se interpretan todos los recursos sanitarios como uno solo. Y dada la situación de Ourense, se hizo ya alguna vez para anticiparnos, si la situación de UCI está comprometida. También se valora ajustar la programación quirúrgica para mayor holgura en críticos.

–¿Aún no se ha ajustado en ningún área en la segunda ola?

–En Ourense, sí. En la cirugía programada que no es imprescindible y el tiempo no está comprometido, se está valorando con el clínico y el propio paciente la opción de posponerla. En el resto, de momento, no.

“Tendremos mucha capacidad de test para ver si alguien tiene gripe o coronavirus”

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–¿Qué herramientas preparan ante la llegada de la gripe?

–Hemos reforzado mucho la parte diagnóstica. Podremos ver muy rápido si es gripe u otra patología, cosa que, hasta ahora, hacíamos casi empíricamente, por síntomas. Vamos a tener mucha capacidad de hacer test para ver si un señor tiene gripe o coronavirus. Estamos probando alguno muy resolutivo. Luego, tenemos todos los planes de contingencia habituales que, además, ahora están sobredimesionados desde que hay circuitos separados. Y los recursos de hospitalización, que están muy preparados.

–¿Cómo usarán los nuevos test?

–Estos días estamos incorporando los de antígeno, que es un salto importante porque nos permite colocar en puntos estratégicos, como las urgencias de adultos y pediátricas, una capacidad de diagnóstico rápida y con bastante fiabilidad. No descartamos que, una vez rodado, podamos extenderlo a puntos de atención continuada o Primaria. Van a suponer un paso importante en separar lo que es coronavirus y lo que no es. Pero la carrera diagnóstica es muy intensa y sabemos que están viniendo ya test que van a mejorar el tiempo o la capacidad de distinguir si es coronavirus o gripe y que estamos probando.

–La vacunación de la gripe está teniendo bastante demanda. ¿Se plantean hacerlo en pabellones como otras comunidades?

–Por ahora, creemos que con la red extensa de Primaria y la gran implicación de enfermería, podemos vacunar a toda la población diana.

–La positividad de las PCR está subiendo. ¿Son suficientes los efectivos de Preventiva, Epidemiología, la central de llamadas, los militares, etc. para ir por delante de la pandemia en el rastreo de contactos?

–Estamos en valores buenos, a pesar de Ourense. El promedio está en 5,9%. Tenemos a mucho profesional volcado. ¿Son suficientes? Bueno, siempre es difícil de decir. Aún estamos en esa capacidad de anticipación. Y si esto empeora, no serán suficientes. Además del rastreo, está habiendo un trabajo muy importante en Microbiología. Son capaces de decirte: “Este señor es positivo, pero creo que no contagia, así que dedícate a este otro”. Da información muy rica que ayuda a priorizar seguimientos.

–Si empeora la situación, ¿hay planes para saber de dónde sacar más?

–Un preventivista o un microbiólogo no se genera de un día para otro. Sí que ya hemos hecho sistemas de apoyo desde otros servicios, que están engrasados para, si fuera el caso, poder recuperarlos. El decreto publicado por el ministerio también nos permite buscar sanitarios en formación que puedan ayudar en tareas más administrativas, pero muy bienvenidas.

–¿Por qué no dan los datos concretos de casos por municipios?

–La Xunta, desde que empezó la pandemia, fue especialmente transparente, incluso en temas tan delicados como UCI o fallecidos. Los que tienen que manejarlos detallados son los profesionales y, en particular, los de Primaria. Para que esté accesible para ellos, los recogemos por centro de salud. Cuando algún alcalde nos pedía saber nombre y apellidos –porque los pedían–, lo primero que les decíamos es que no los teníamos por concello. Algunos no lo han sabido ver. Hemos tenido concellos que han pedido los datos para ir a casa del paciente, porque hay inquietud en el barrio… En esa dinámica nunca hemos querido entrar. Tienen derecho al anonimato. Los datos globales los hemos dado siempre y diariamente. El ministerio nos ha etiquetado como una de las comunidades que mejores datos ha dado. Para las restricciones vemos muchas cosas, no solo la incidencia. Y cuando se requiere alguna medida preventiva, se llama antes al concello.

–La próxima semana, el Consejo Interterritorial deberá votar el sistema común de incidencias y alertas. ¿Qué opina de él?

–El consejo no proporcionó ningún documento de referencia desde la primera onda. Desarrollamos un criterio propio con 10 indicadores e información subjetiva para que el comité clínico decida dos veces a la semana. Hace unas semanas, el ministerio nos propuso un criterio de tres indicadores aislados. Nos pareció escaso, sin criterios técnicos y, sobre todo, sin continuidad: empezaba en ciudades de más de cien mil habitantes. Hemos tomado decisiones en concellos de mil. Ahora, ha puesto sobre la mesa un documento que sí tiene criterios más técnicos, un continuo y medidas. Por anticipar nuestra respuesta a ese documento de ayer [por el jueves], creemos que tiene que tener algún apoyo técnico mayor y que no se adapta a todas las comunidades. Es un marco demasiado rígido, pero con el mayor espíritu de consenso, seguimos trabajando en él. Estaremos de acuerdo en que haya un documento de líneas maestras, pero nos parece que encorsetar es malo. Un sistema de referencia está bien, como venimos haciendo desde hace meses.

–¿Por qué en Ourense empezaron aplicando solo restricciones en dos calles de Couto?

–Los datos los tenemos por centros de salud y los que llamaban la atención eran los de allí. En un momento muy anticipativo, decidimos poner restricciones solo allí. Se fue haciendo una intervención lo más quirúrgica posible, hasta que vimos que no era suficiente y ampliamos Aquí también hay un equilibrio entre la economía, la salud, la vida social. Lo fácil es “haremos”, pero todos tenemos claro que eso es malo. También se ha visto la presión de la hostelería de esos barrios. Por eso queremos tener muchos datos y tomar decisiones lo más quirúrgicas y anticipadas posibles que, a veces, no se entienden. La medida de limitar las reuniones de no convivientes es dura y creemos que está funcionando.

“Bajarlas a 5 personas en algunas zonas será uno de los siguientes pasos si con 10 no va bien”

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–¿Cuándo podría endurecerse el límite de 10 personas en reuniones?

–En el último comité clínico se ha valorado que, en algunas zonas, se baje a 5. Nos parece que aún hay que dar un tiempo a la medida de 10, pero si no evoluciona como creemos que debe, será uno de los siguientes pasos. A lo mejor, no en toda Galicia.

–¿Cómo ve las navidades?

–Lejos.

–¿Hay otro tipo de restricciones sobre la mesa?

–Estamos tomando medidas en los entornos de confianza. Con la batería que hemos puesto hasta ahora, siempre se ha revertido. Tenemos la situación basal, el nivel 2 y el nivel 3.

–Y Galicia en general, ¿en qué nivel está para haber extendido a todo el territorio la limitación de diez personas en reuniones?

–Está en el 1, el basal. Pero, pensando en el origen de la mayoría de los positivos, adelantamos una medida del 2 para anticiparnos y no tener que poner a toda Galicia en nivel 2.

–¿Cómo está de cerca aplicar las salidas solo con convivientes para toda Galicia?

–Diría que, a esta hora, lejos.

“Todos los esfuerzos que la humanidad está poniendo para conseguir una vacuna o un tratamiento seguro van a dar resultado en breve”

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–¿Cuándo acabará esto?

–No lo podemos decir, pero sí que el sistema sanitario público gallego estará con todos sus recursos haciendo que, mientras dure, los gallegos se sientan protegidos, bien atendidos y con la confianza de recibir el mejor diagnóstico, tratamiento y trato disponible y que se sientan orgullosos de él, como creo han estado hasta ahora. Y también que tengan la certeza de que, cuando haya un diagnóstico o un tratamiento, lo tendrán. Soy optimista y creo que todo el esfuerzo de la comunidad científica, la industria y la sociedad han posibilitado que conozcamos muchas cosas de la enfermedad y que todos los recursos que la humanidad está poniendo en conseguir una vacuna o un tratamiento seguro van a dar resultado en breve.

García Comesaña, ante el Hospital Álvaro Cunqueiro Ricardo Grobas

“Los hospitales están trabajando igual o más que en octubre pasado”

–Las listas de espera no se publicaron en verano. ¿Lo harán en diciembre?

–Sí, sin ninguna duda.

–¿Y qué dirán?

–Me aventuro a decir que en oncología no ha habido grandes demoras, porque es lo que priorizamos incluso en los peores momentos. Seguramente, dirá que las consultas empeoraron ligeramente, porque aunque se ha hecho mucha telefónica, igual no se ha atendido toda la no preferente que se podía. Probablemente, en las pruebas habrá un pequeño retroceso fruto de la gran demanda. De todas formas, van a ser difíciles de comparar. No solo es cuánto tardan en salir los pacientes, también si no entran. A lo mejor nos encontramos que la lista quirúrgica ha bajado de forma drástica por eso.

–Sacando todo lo que no es Covid ni prioritario, ¿cómo está la actividad hospitalaria?

–La primera onda acabó a principios de junio y priorizamos que la gente pudiera descansar en verano para recuperar la actividad lo antes posible. Pero empezaron a aparecer brotes y se truncó un poco. Aun así, hicimos un esfuerzo grande para que se pudiera operar más que otros veranos. No fue sencillo porque no había personal de enfermería. El Sergas incorporó en la primera onda 1.700 trabajadores que se mantienen y una parte importantísima era de enfermería. Contamos con refuerzos en todos los servicios, porque a aquellos residentes que acababan en mayo se les prolongó el contrato hasta diciembre. Son profesionales que el año pasado no teníamos, hacen actividad adicional. No tengo el dato, pero entiendo que este octubre estamos trabajando más que el del año pasado. O, por lo menos, lo mismo.

–¿Se puede aguantar así?

–No. Tenemos un remanente de lo que no se hizo en abril y mayo, que no se pudo hacer en verano, que tenemos que meter en estos meses. Lo acumulado, en números objetivos, no es tanto porque no entraron en lista al no haber consultas.

–¿El miedo es lo que pueda llegar a agudos por no haber hecho esas consultas?

–Claro. Esa es una cuestión que manejamos con prudencia. A lo mejor, gente que en su momento no fue por el camino habitual, llega más tarde al especialista y nos encontramos un problema de patologías que antes se resolvían más rápido. Nos puede pasar.

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