Este año de incertidumbres y miedos, el Premio Planeta quiso apostar sobre seguro, quizá para compensar la avalancha de penurias coronavíricas y se lanzó en picado sobre el trabajo de Eva García Sáenz de Urturi, la escritora vasca (Vitoria, 1972) que con su trilogía de la Ciudad Blanca, es decir, Vitoria, ha vendido un millón de ejemplares.

La novela ganadora, "Aquitania", coloca a Leonor de Aquitania, reina consorte de Francia y posteriormente de Inglaterra, en el centro de una intriga policiaca que quiere ser una reivindicación de la llamada reina de los Trovadores y madre de Ricardo Corazón de León, por más señas, y que la autora ha escrito a semejanza de El nombre de la rosa de Umberto Eco y con los mimbres de crímenes, pasiones y traiciones de Juego de tronos.

Quedó finalista del Planeta otra mujer, Sandra Barneda, que aunque rostro televisivo, está bregada en la publicación, ya que este sería su sexto trabajo editorial. La novela de Barneda, titulada Un océano para llegar a ti, es un historia actual sobre una complicada relación padre-hija obligados a convivir en un pueblo de la sierra de Gredos.

Reducido el número de invitados a un centenar, todos ellos separados por la distancia de seguridad y obligados a entrar y salir muy ordenadamente, la gala del Planeta se celebró en el Palau de la Música, en un formato del todo insólito. Así en lugar del anuncio alrededor de la medianoche se optó por un horario mucho más europeo al hacerse públicas las ganadoras poco antes de las 8 de la tarde.

La nueva gala tuvo algo de concesión de los Óscar o los Goya, un miniespectáculo escénico que incluyó música y todo. Fue en el recuerdo al escritor Carlos Ruiz Zafón, desaparecido este año, uno de los autores comercialmente más potentes del grupo que, paradójicamente, nunca ganó el Planeta. Zafón, es sabido, solía componer bandas sonoras de sus novelas al piano y en esta ocasión la pianista Marta Muñoz interpretó la atmosférica pieza "La sombra del viento".