La vida de Antonio Álvarez, de 56 años, dio un vuelco de 180 grados en la adolescencia, cuando le diagnosticaron esquizofrenia paranoide. "En principio, no era muy consciente de lo que me ocurría. Sabía que me pasaba algo raro, pero desconocía el qué", recuerda este vecino de Vigo. Tras sufrir un par de crisis, el diagnóstico no se hizo esperar. "Lo que sí tardé en conseguir es que me fuese bien la medicación. Pasé varios años cambiando de un tratamiento a otro y ajustando dosis. Pero desde hace ya un par de décadas, todo va sobre ruedas. No he vuelto a sufrir ni una sola crisis y me encuentro fenomenal, muy estable", subraya.

Antonio es usuario de la asociación DOA Saúde Mental, un hecho que, asegura, también ha contribuido a esa estabilidad. "Pertenecer a una asociación como DOA me permite estar siempre más controlado, ya que allí tenemos acceso a psicólogos y todo tipo de terapias y recursos. Además, estar en contacto con otras personas que sufren problemas similares al mío también me ayuda mucho", apunta este vecino de Vigo, quien reconoce que sentirse arropado por el entorno es "esencial" para las personas con problemas de salud mental. "En ese sentido, tengo mucha suerte, pues me siento muy cuidado y protegido tanto por mi familia como por mis amigos", destaca.

Antonio lamenta que, en pleno siglo XXI, no haya manera de acabar con el "famoso estigma" que todavía pesa sobre las personas con problemas de salud mental, e insiste en que la palabra esquizofrenia es "una etiqueta que pesa mucho". "La gente asocia tener esquizofrenia con ser peligroso, y es un grave error. Esas etiquetas son muy dañinas, porque dan una imagen totalmente equivocada sobre lo que es la enfermedad", sostiene y recalca: "Hay gente mucho más peligrosa por ahí que no tiene ningún problema de salud mental".

Desde hace un par de años, Antonio forma parte del Comité en Primeira Persoa de Feafes Galicia. Como altavoz de las demandas del colectivo al que representa, lanza varias reivindicaciones: "Que la gente cambie el chip con respecto a las personas con problemas de salud mental, y no seamos nosotros quienes tengamos que hacerlo. Y que nos vean como lo que somos: personas con una enfermedad crónica, que con tratamiento y apoyos, podemos llevar una vida normalizada".