La declaración del estado de alarma no significa que Madrid haya vuelto al confinamiento estricto de los meses más duros de la pandemia. El Gobierno la ha utilizado esta vez únicamente como una cobertura jurídica para restaurar los confinamientos perimetrales cuya ratificación denegó el jueves el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).

Desde su entrada en vigor, la situación en la Comunidad de Madrid volvió a ser la misma que antes de la decisión judicial: no se puede entrar ni salir de Madrid capital y otros ocho municipios salvo por razones de trabajo, escolares y otras situaciones tasadas. Para acogerse a una de estas excepciones hay que portar un justificante.

El estado de alarma entró en vigor poco antes de las 17 horas de ayer, tras ser publicado en el BOE, momentos después de que miles de madrileños partieran de puente, pese a las recomendaciones en contra de todas las autoridades. Su duración es inicialmente de 15 días. Un periodo suficiente para acabar con la confusión generada por la medidas y contramedidas que llevaban desconcertando a los madrileños desde hace tres semanas. La única diferencia con la situación anterior al revolcón judicial es que ahora la policía ya puede multar a los ciudadanos que incumplan la orden. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció el despliegue de 7.000 policías.

Los habitantes de Madrid capital, Alcobendas, Alcorcón, Parla, Móstoles, Getafe, Torrejón de Ardoz, Leganés y Fuenlabrada, vuelven a no poder entrar y salir de sus municipios pero sí pueden moverse libremente en su interior. Aunque la recomendación es que lo hagan cuando sea imprescindible.

Inicialmente, los municipios confinados perimetralmente eran 10 pero Alcalá de Henares ha salido de la lista al situarse por debajo de los 500, el umbral marcado por Sanidad para aplicar esta medida a los municipios de más de 100.000 habitantes.

El resto de medidas de la orden de Sanidad que afectan a los aforos y horarios de comercios y bares ya seguían en vigor porque el tribunal no suspendió esa parte de la norma. Los bares y restaurantes tienen que cerrar a las 23.00 horas. Tampoco pueden dar servicio en barra. Los aforos en el interior quedan reducidos al 50% y en las terrazas al 60%.

En el caso de los establecimientos, locales comerciales y servicios abiertos al público, el aforo máximo es del 50% y la hora de cierre no podrá superar las 22.00 horas.

Las reuniones tanto públicas como privadas siguen limitadas a seis personas en toda la región, como ya estableció una orden de la Comunidad a mediados de septiembre. La orden que preparaba la Comunidad de Madrid persistía en limitar la restricciones solo a las zonas sanitarias con más contagios aunque bajando el umbral de 1.000 a 750 casos de incidencia con lo que el un número total de áreas confinadas hubiera ascendido a 51. En ellas vive algo más de un millón de personas, frente a los casi cinco millones de los nueve municipios confinados por el Gobierno.

Illa destacó que la restricciones adoptadas son similares o incluso inferiores a las de París, Berlín o Londres, todas con incidencias más bajas a la de Madrid. Una de las líneas de defensa del equipo de Ayuso es que sus medidas, las de las zonas sanitarias, estaban "dado muy buenos resultados". El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, llegó a decir que gracias a estos confinamientos «quirúrgicos» su ciudad había pasado en de 850 casos a solo 465 casos. El ministerio cifra en cambio en 666 casos la incidencia de la capital. Un 43% más. ¿Cómo se explica una diferencia tan abismal? ¿Quién miente? Ambas administraciones dicen la verdad, pero el dato de Almedia es engañoso, porque no tiene en cuenta los enormes retrasos en la notificación de los casos que experimenta Madrid.