"No soy ningún experto en Educación, ningún gurú. Yo respeto mucho la labor de quien se lo curra todos los días en las aulas. Pero, por la experiencia que tengo como profesor de Secundaria, como padre de exadolescentes ya y como profesor universitario actualmente (doy clase en primero de carrera), si me preguntáis cómo hay que hacer para mejorar la enseñanza de las matemáticas sí que hay un par de cuestiones a las que hay que meterle mano: una de ellas es reducir el currículo y la otra es dar sentido a lo que decimos, dar significado". Ante un auditorio súper atento a su clase de matemáticas que tituló 'El espejismo de la mayoría', el invitado de honor para cerrar las conferencias de este IV Foro de Educación de FARO DE VIGO se atrevió ayer a destacar dos puntos clave que él cambiaría en el actual sistema para conseguir que esta materia sea más amena para el alumnado. Si bien este profesor de Matemáticas (actualmente en universidad) y divulgador en programas como Órbita Laika siempre remarca una idea en sus discursos: "una cosa es la asignatura de matemáticas y otra cosa son las matemáticas". Como también apunta que todos sabemos más matemáticas de lo que creemos y que "llevamos un matemático dentro que parece estar asustado o dormido".

"Reducir currículo y hacerlo más intenso. Esto es: dar menos cosas y entenderlas mejor. Y buscar el sentido. Yo creo que el placer y la curiosidad son los dos principales aliados de cualquir profesor o maestro y para eso necesitamos que el objeto de la curiosidad tenga sentido", expresó el profesor que basó su conferencia en la explicación matemática de por qué en redes sociales, por ejemplo, es muy habitual que una idea minoritaria sea percibida como mayoritaria.

Hablando sobre las opciones para mejorar la enseñanza de matemáticas, tras una pregunta del público, De Cabezón puso ejemplos: "el placer no es lo mismo que la felicidad y la diferencia está en en el sentido". "Por ejemplo, la crianza de los niños. Casi todos los que somos padres decimos que es lo mejor que nos ha pasado. ¿Esto hace maravillosa continuamente la crianza de los hijos? No. Hay noches sin dormir, hay discusiones, hay impotencia... Hay muchas cosas que no son nada fáciles pero tiene sentido y el sentido es lo que aporta la felicidad", ejemplificó Sáenz de Cabezón. ¿Por qué? Porque no quería decir que en matemáticas "tengamos que estar de fiesta todo el día en clase". "Pero han de tener sentido, que la persona que escucha sienta que lo que aprende tiene sentido por algo, por lo que sea", expresó el docente.

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Presente y futuro de la enseñanza se encuentran en el IV Foro de Educación

¿Y qué aporta sentido? "Hay veces que el sentido lo da la aplicación; es decir, para qué sirve lo que estamos explicando o aprendiendo. Otras veces el sentido lo da el gusto: hay niños a los que les gusta mucho hacer problemas de matemáticas, los ves y disfrutan, es para ellos como un reto. Fue mi caso, me gustaban los ejercicios cuando era pequeño y no lo pensaba en ese sentido, hasta que llegué a la universidad. Lo que me gustaba de pequeño era Gimnasia", describió y bromeó Sáenz de Cabezón. Que añadió: "otro aporte de sentido puede venir por el contexto, podemos ubicar las derivadas en el tiempo, dar significado, en definitiva".

En clase de matemáticas

Lo advirtió el ponente al principio de su sesión y lo cumplió. Su conferencia iba a ser una clase de matemáticas. O, mejor, dicho, el público aprendería un concepto matemático que se utiliza para explicar muchos fenómenos de diferentes áreas, por ejemplo, cómo es posible que una minoría influya sobre el conjunto de la sociedad o cuál es el secreto de que las redes sociales nos lleven a percepciones erróneas, en el sentido de creer que la opinión de unos pocos es la mayoritaria. Y no es así, realmente. Para ello, el profesor de Matemáticas explicó la Teoría de Grafos e hizo un recorrido por varios estudios y ejemplos. Se refirió así a un experimento en el que se probaba que un grupo pequeño, grupo de presión de opinión, es capaz de influir en todo el conjunto. ¿Y qué tamaño debe tener ese subgrupo influyente? Un 25%, en dicho estudio. También se refirió a Nassim Nicholas Taleb, con su teoría de que solo hace falta un 3% de la población para cambiar la opinión de la mayoría. "Para que eso ocurra tienen que darse varias condiciones: que sea un hecho importante, que a la mayoría de la gente no le despierte demasiado interés, que esa población minoritaria no esté concentrada en un punto concreto (sino dispersa) y la red tiene que tener un cierto nivel de complejidad (que es cuantificable)", describió el profesor en cuanto a los requisitos para que "unos cuantos" sean capaces de extender su opinión o costumbre a toda una población.

Tras varios ejemplos, el profesor se centró en lo que ocurre en redes sociales. Con el apoyo de gráficos explicó cómo lo que opinan unos pocos, en función de las conexiones con los demás, puede ser crucial para que sea considerada la opinión mayoritaria (el grado de un nodo es el número de relaciones que tiene). Esas personas que son pocas pero tienen alto poder de influencia son clave para orientar las opiniones hacia un cierto sentido y que sean percibidas como mayoritarias.

¿Qué ocurre? "Que para percibirlo hay que estar fuera, desde dentro no se ve. Por eso son tan importantes las matemáticas. Nos permiten analizar cosas que no vemos de otra forma y, de ese modo, ejercer una ciudadanía crítica", expresó el profesor, que es licenciado en Teología, licenciado en Matemáticas y Doctor en Matemáticas (2008).

Por eso es tan importante diversificar fuentes, buscar opiniones distintas al círculo cercano, para tener otras perspectivas. Según explicó el profesor, normalmente tu círculo de amigos y contactos en redes va a opinar como tú, de manera que es fundamental salirse de ese mapa para que entre más información y poder ser más críticos. Para entenderlo mejor puso otro ejemplo, en este caso sobre escuchar música en Youtube. "Si yo escucho siempre Death Metal y mi vecina escucha siempre salsa es normal que la red te recomiende más canciones del estilo que escuchas. Por ejemplo. En mi caso serían más canciones o artistas de Death Metal y a mi vecina más canciones de salsa. Un día nos encontramos en el ascensor y yo le digo lo que escucho y ella a mi también. Y nos suena a chino. Parece de locos, pero realmente nos estamos descubriendo mutuamente otro mundo que, de seguir escuchando siempre la misma música no no llegaría a nosotros a través de una recomendación por la red", describió Sáenz de Cabezón, que en 2013 ganó el concurso de monólogos científicos FameLab y es el fundador del grupo de monologuistas científicos The Big Van Theory, además de escribir varios libros sobre su disciplina.

Se refería con esto a que internet suele hacer llegar recomendaciones y publicidad en función de los gustos de cada persona. Es el llamado efecto burbuja. "Por ello es tan importante tomar por costumbre, de vez en cuando, buscar cosas distintas para modificar el algoritmo y evitar filtros burbuja", expresó el profesor. ¿Qué es un filtro burbuja? Es el resultado de una búsqueda personalizada en la que el algoritmo de una página web selecciona, a través de predicciones, la información que al usuario le gustaría ver, basándose en información sobre él mismo (según elementos como su localización, su historial de búsquedas o los elementos en los que hizo clic en el pasado). Así lo describe la propia red. Sáenz de Cabezón hizo alusión en su exposición a este concepto. "Todos estamos en esta red, todos estamos en este sistema. Y funciona cada vez mejor, es absolutamente coherente, pero ¡ojo! no perdamos la conexión con la realidad. Podemos tener la razón pero estar perdiendo todo lo demás", comentó el profesor a modo de reflexión. Y para ello puso una cita de G.K.Chesterton: "Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo menos la razón". Y además contó la historia de Gödel, uno de los mayores lógicos de la historia. Tenía una especie de enfermedad mental, según describió Sáenz de Cabezón. Estaba obsesionado con que alguien lo podía envenenar de manera que solo comía lo que le preparaba su mujer. Cuando su esposa falleció él dejó de comer y se murió de inanición. Y era un genio de los números. Brillante.