¿Cómo te sientes? Con esta pregunta dirigida a profesores, educadores y padres que conformaban el público del IV Foro de Educación FARO IMPULSA, los expertos Anna Forés y Jesús Guillén, iniciaron su dinámica exposición sobre neuroeducación. Y es que "si el profesor no está bien, es lo que transmitirá a sus alumnos" aseveró Forés al abordar qué hacer en los centros educativos "para transformar esas mentes, para transformar la sociedad en la que vivimos".

Ambos expertos, llenos de positividad, explicaron que "el cerebro se educa" y lo avalaron con informes de distintos científicos. "No hay recetas milagrosas en educación, pero la transformación siempre tiene que partir de uno mismo y a partir de ahí, la transformación colectiva. El tema de la transformación en neurociencia tiene un fundamento científico claro. Hay algunos factores que se han identificado súper importantes. Uno es el de la neuroplasticidad, otro el de la epigenética, y relacionados con estos, la conexión cuerpo-cerebro y la práctica. El aprendizaje requiere práctica", expresa Guillén.

"Todos, pero todos, podemos mejorar también los adultos. Esto cambia la mirada hacia nuestros estudiantes, sin estereotipos. Programas específicos de entrenamiento permiten mejorar regiones concretas del cerebro", afirman. Ambos expertos rindieron homenaje a Richard Davidson, uno de los padres de la neurociencia contemplativa, quien asegura que el bienestar puede cultivarse, y es coordinador de importantes estudios de la Universidad de Yale. "Se trata de un neurofísico muy importante, cuyas enseñanzas nosotros llevamos al terreno educativo", asevera Guillén.

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Presente y futuro de la enseñanza se encuentran en el IV Foro de Educación

Sus investigaciones demuestran que el perfil emocional está condicionado, no determinado, por la genética, y se va conformando como consecuencia de la interacción con el ambiente. "Este perfil emocional puede cambiar y lo podemos mejorar siempre que así lo deseemos y si nos perjudica en nuestra vida laboral o personal. Asumiendo que no hay ningún estilo emocional ideal", apostilla Jesús Guillén.

Antes del confinamiento, en Yale se hizo un estudio entre 20.000 adolescentes a los qué se preguntó ¿cómo te sientes en la escuela? Las respuestas predominantes fueron me encuentro cansado, estresado o aburrido. También preguntaron a más de 5.000 profesores cómo se sentían en la escuela, y los docentes respondieron que agobiados, frustrados, superados y también estresados. "Nos planteamos ¿qué hubiera pasado si hicieran estas mismas preguntas en pleno confinamiento? O esta semana de inicio de curso, porque los tiempos siguen siendo complicados", indicó Anna Forés.

El Covid-19, en palabras de Guillén, nos ha enseñado muchas cosas aunque por su relevancia destaca tres: "Los seres humanos somos tremendamente sensibles, con una capacidad de adaptación a las situaciones tremenda. Somos también tremendamente resilientes, pues soportamos la adversidad y salimos reforzados. La tercera es muy importante, nos necesitamos. Los seres humanos somos tremendamente sociales".

Anna Forés incidió en que el cambio es posible pero "hay que practicarlo", para lo que debemos fijarnos en lo que es probable y en lo que podemos hacer. De ahí la importancia de que muchos docentes, durante el confinamiento, se han planteado por primera vez la metodología y, lo que en su opinión es más importante, la evaluación. También resalta que nos necesitamos unos a los otros: "Si yo quiero un cambio del mundo, tengo que empezar por mí misma".

"El cambio es posible con el entrenamiento, con la práctica adecuada, indica Jesús Guillén. Centrarnos en lo negativo nos ha ayudado a sobrevivir, centrarnos en lo positivo nos ayuda a prosperar. Uno de los mayores impactos sobre el aprendizaje en el alumnado es la cooperación entre el profesorado".

Jesús Guillén y Anna Forés se despidieron entre aplausos del público: "La base de un cerebro sano es la bondad y se puede entrenar. Lo más importante en la educación son las personas. Gracias por estar aquí".