La carrera por lograr la vacuna contra la Covid-19 ha provocado una campaña de ciberataques "especialmente virulenta" contra el sector sanitario, la industria farmacéutica y los centros de investigación en España y el resto del mundo impulsada por "actores estatales o no". Así explicó ayer la situación la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, en su intervención en el seminario de Seguridad y Defensa, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos con el título "Amenazas desde el ciber espacio".

El CNI ha compartido información con los servicios de seguridad de otros países sobre las actividades de "ciberespionaje, que todos hemos sufrido sobre organismos nacionales y las instituciones involucradas en las investigaciones para desarrollar la vacuna". El objetivo de estos ataques es fundamentalmente, según Paz Esteban, "el robo de propiedad intelectual e industrial, y es rentable ya que, de tener éxito, permite ahorrar tiempo y recursos en investigación científica y desarrollo tecnológico".

Así, el CNI ha constatado que el crecimiento de ciberataques ha sido uno de los "efectos inmediatos" del Covid-19: "No ha sido generador de nuevos riesgos, sino un acelerador de tendencias, un elemento disruptivo e inesperado, un cisne negro" como se llama a cualquier "suceso improbable, que sucede por sorpresa y termina teniendo un gran impacto".

Según Esteban, estos grandes ataques cibernéticos suelen estar patrocinados por "Estados o por grandes grupos cibercriminales cada vez más difíciles de identificar", puesto que dedican grandes recursos técnicos y económicos a la ocultación de su origen real.

Así, los Estados suelen trabajar con estructuras de inteligencia o con 'proxies' como empresas tecnológicas, 'hackers' o ciberdelincuentes de los que se vale para ocultarse y ejecutar acciones ofensivas que no pueden ser fácilmente atribuibles. Según la directora del CNI, "España, per se y como miembro de organismos internacionales como OTAN o la UE, continúa siendo objeto de constantes intentos de ataques de parte de actores estatales o de grupos esponsorizados por ellos, y no es previsible que esta tendencia deje de crecer". Por ello, "el CNI no ha bajado la guardia" y desde marzo se esfuerza por garantizar la ciberseguridad de los servicios públicos, "especialmente el sanitario y el tejido industrial y productivo", asegura.

No ha trascendido si alguno de estos ataques frustrados han tenido lugar en Galicia, donde se trabaja en la fabricación de la primera vacuna y en varios proyectos de investigación en busca de antígenos.

Jorge Mira, catedrático del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela y coordinador del estudio "Predico", que anticipará la expansión y la incidencia del Covid-19, apunta que desconoce si algún investigador gallego está entre los afectados.

"El proyecto que lidero es de simulaciones matemáticas e imagino que los ataques cibernéticos se dirigirán más a gente que se dedica a vacunas o medicamentos. No nos preocupa eso. Depende de la higiene de Internet que tenga cada uno, y a nosotros que somos físicos y matemáticos y tenemos un perfil más metido en estas cosas, a lo mejor es más difícil robarnos. Nos dedicamos hacer computación, tenemos expertos muy 'frikis' que tienen muchos más cortafuegos que otros que no se dedican a programar. Somos más difíciles de atacar", concluye.