-¿Cómo gestionar desde la escuela esta sensación de continua incertidumbre?

-Ahora se habla mucho de la cantidad de recursos virtuales que se están generando, pero tenemos que hacer una reflexión y pensar en qué competencias para la vida tenemos que educar a estos niños porque nadie nos enseñó a vivir con incertidumbre. Y no es fácil. Tenemos que manejar el término y otros como ansiedad, agobio, resiliencia... saber reconocer. En estos momentos la metodología lo demanda. La sociedad y el paradigma son diferentes.

-Y más allá del coronavirus es posible que haya más situaciones imprevistas que impliquen incertidumbre...

-Sí. No solo hablamos de episodios de zoonosis. También el cambio climático trae fenómenos adversos, como las ciclogénesis, o los incendios, cada vez más virulentos y difíciles debido a las altas temperaturas. O los corrimientos de tierras, por ejemplo. Yo no quiero ser tremendista pero sí realista y educar a las nuevas generaciones en el contexto. Y lo digo como docente y como madre.