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Actriz, protagoniza "Cinco horas con Mario"

Lola Herrera: "Siempre he hecho giras: me gratifica mucho llevar el teatro a domicilio"

"Estos días de regreso me recuerdan esa cosa de la ilusión, de recuperar algo que amas, porque el teatro es gasolina para mí"

Lola Herrera, en una imagen promocional. // Daniel Dicenta Herrera

La actriz Lola Herrera (Valladolid, 1935) lleva cuatro décadas yendo y viniendo del espíritu de Carmen Sotillo, la viuda de Mario, la de las cinco horas de velatorio contadas por Miguel Delibes. Estas cuatro décadas de soliloquio han convertido a Herrera en una de las reinas del teatro español: y es que lleva ya 63 años en el negocio de la transformación y las bambalinas.

-Pues por empezar por algún sitio. ¿Cómo es empezar en esta nueva situación?

-Es una sensación muy gratificante volver, aunque sea en las condiciones en que lo hacemos. Volver a los escenarios es como empezar a respirar: yo creo que hay que empujar; hay que empujar, ser cuidadosos, hacer las cosas que nos mandan porque el virus sigue estando ahí. Si el virus permanece no vamos a estar totalmente cerrados a todo en la vida, ¿no?

-Claro.

-Todas las profesiones han sido muy machacadas con el virus, pero la nuestra es tan débil, tan débil, tan débil... y han sido tantos meses... hay mucha gente que está en sus casas.

-Han dicho muchas veces que cerraron los primeros y van a abrir los últimos.

-Lo que se ha abierto hasta ahora ha sido con total seguridad: sin ningún contagio. Ha habido mucho cuidado en todo, todo ha sido muy riguroso y, bueno, esperemos que esto siga así. Es un poco incómodo para todos, pero nos tendremos que hacer a esto que me suena fatal de la nueva normalidad. Es que creo que lo que hay es una nueva realidad con la que tenemos que batallar. Estoy con todo esto de la nueva realidad como si fuera a debutar.

-Pues mire que lleva la tira.

-Estos días de regreso me recuerdan esa cosa de la ilusión de recuperar algo que amas, porque el teatro es gasolina para mí. Estoy contenta, estoy contenta de que empecemos a andar. Vamos a ver cómo es el camino, pero lo cierto es que hay que empezar a andar.

-Usted está sola en el escenario y va a haber a unos espectadores todos embozados.

-Normalmente no los ves. Si las luces están bien colocadas (y siempre lo están). Los sientes más que nada. Será una nueva experiencia: para los espectadores y para los que estamos sobre la escena.

-¿Qué es lo mejor de las giras?

-Tienen muchos alicientes. Cuando voy a los sitios, voy a trabajar: cuando era joven y, luego, cuando era menos joven tenía mucho fuelle me vi todas las catedrales, me iba a los pueblos de al lado que eran estupendos. A lo largo del día me movía mucho. De un tiempo a esta parte, me muevo muchísimo menos: reservo todas mis energía para la hora de la función: me doy un paseíto tranquilo, me siento en una terraza y me tomo un café. Y siempre así. Así que me ha dado tiempo a ver que la fisonomía de las ciudades ha cambiado mucho. Para mejor, porque estamos hablando de la España de los cincuenta y tantos. De entonces acá las cosas han mejorado mucho. Con todo y con eso quedan las partes viejas de las ciudades. Eso es quizá lo que más me gusta. Porque me traen recuerdos y digo: "Anda, aquí me compré unos zapatos cuando tal..." Es como un recordatorio.

-Como si hubiera habitado todas las ciudades en las que ha estado.

-Claro, claro. Todos los viajes, todas las giras, se te quedan en el disco duro. Todas las ilusiones, todos los descubrimientos porque, claro, conocí toda España a través del teatro, de mi trabajo. Da mucha alegría: no le voy a decir cuánta si había un bar en la esquina, ese sitio en el que se juntaba el equipo fijo de todos los teatros: los maquinistas, todos los técnicos. Ahora eso ha cambiado: los vuelvo a conocer en mis regresos.

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