La segunda ola pandémica de Covid-19 se ha adelantado dos meses respecto a las previsiones de la Xunta, pero aun así, esta ha decidido dar un giro a su política en los centros sociales y residenciales. Hasta ahora, los centros de día y de atención a la discapacidad cerraban sus puertas si en el concello en que se ubicaban se aplicaba alguna restricción por culpa de un brote de contagios. Este sistema ya ha variado y esos servicios sociales mantendrán sus puertas abiertas, incluso a las visitas como también harán las residencias de mayores, cuando se imponga algún tipo de medida para contener la expansión de la enfermedad. "Ayer [por el miércoles] cuando declaramos restricciones en Pontevedra similares a las de A Coruña, Lugo u Ourense ya no cerramos los centros de día", destacó ayer el presidente del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo.

El dirigente presidió la primera reunión del Consello de la Xunta de la presente legislatura, centrada en dos aspectos clave de la lucha contra la pandemia: la vuelta a las aulas y el control en centros sociosanitarios.

En este último terreno, Feijóo reveló un giro de su política. En mayo, la Xunta decidió cerrar hasta el 15 de septiembre los centros de día y de discapacidad para prevenir contagios de una población de alto riesgo. Tras las quejas de familiares, dio marcha atrás y reabrió sus puertas a inicios de julio.

El comité clínico de la Xunta trabaja en la elaboración de unas instrucciones que se aplicarán la próxima semana para mantener estos servicios incluso ante brotes en un municipio, cumpliendo un protocolo de seguridad que permita la atención a los usuarios minimizando el peligro de contagio.

Esa situación se mantendrá en concellos con restricciones moderadas, como la reducción al 50% de los aforos de bares y cafeterías, pero no en caso de medidas severas. "Si las restricciones son muy severas y hay confinamiento, estaríamos en una situación distinta", matizó el dirigente ante la prensa.

Otra de las novedades que se establecerán a partir de la semana que viene es la relativa a las visitas. Cuando los contagios se disparaban en una zona, no solo se cerraban los centros de día, sino que se vetaban las entradas y salidas de todo este tipo de servicios, así como a las residencias de mayores o centros de discapacidad.

Feijóo alegó los "importantes efectos" negativos sobre la salud física, psíquica y emocional de los usuarios que suponía el veto a las visitas, citando incluso el "deterioro cognitivo" de algunos. Por ello, a partir del lunes o el martes se permitirán las visitas a centros de día, de discapacitados y de mayores en los concellos con restricciones.

Un protocolo que entrará en vigor de forma inminente determinará las condiciones para que los familiares puedan acceder a esas instalaciones, tratando de mantener "el equilibrio entre la necesidad de evitar los contagios y mantener la interacción entre los residentes y sus seres queridos", según justifica la Xunta.

Las visitas se limitarán a una persona por residente con una duración de hasta una hora al día. Será necesario pedir cita previa y se evaluará a los visitantes para detectar posibles síntomas compatibles con el Covid-19.

Además de desinfectar las manos, portar mascarilla y respetar la distancia de seguridad, los visitantes deberán encontrarse con sus seres queridos en áreas al aire libre. "Cuando no sea posible, se habilitará una sala específica cerca de la entrada, ventilada con aire exterior y con circuitos de entrada y salida", apuntó Feijóo.

El protocolo también recogerá la posibilidad de que los usuarios con discapacidad puedan mantener las visitas a sus domicilios familiares durante el fin de semana, si bien se les realizará un test en cuanto vuelvan al centro. También se permitirá a los parientes más cercanos la presencia en los centros ante casos de pacientes terminales en los últimos instantes de su vida.

Para tratar de evitar nuevos brotes en residencias, centros de día y análogos, la Xunta también incrementará los controles a trabajadores y usuarios. Además de los test para detectar el Covid-19 a quien presente síntomas, se realizará un cribado cada quince días a las 15.000 personas que trabajan en las residencias de mayores y de atención a la discapacidad, así como muestras aleatorias a los residentes.

Además, se aplicará un plan de inspección de residencias de mayores específico por parte de servicios sociales y sanitarios que comenzará por aquellas con más de cien residentes.