Marcos López de Hoyos, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Cantabria) e investigador principal del Grupo de Trasplante y Autoinmunidad de IDIVAL, es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Inmunología, cargo en el que sustituye a la inmunóloga de la Universidad de Vigo África González. El hecho de que España haya pasado de la quinta a la primera posición en número de casos por cada cien mil habitantes le lleva a advertir que: "El problema es que pasemos de detectar asintomáticos a casos clínicamente relevantes y comience, de nuevo, el problema de ingresos hospitalarios".

-¿Cómo se explica que España tenga la mayor incidencia de coronavirus en la UE?

-Pueden ser varios motivos, pero el principal considero que es el movimiento de gente que se da en nuestro país durante el verano en que nos hemos desconfinado y el turismo. El movimiento y las celebraciones sin las medidas de distanciamiento y protección individual ha facilitado esta expansión. Probablemente seamos uno de los países con mayor intensidad de relaciones sociales. Además, es cierto que realizamos un número alto de PCR en comparación, por ejemplo, con Italia.

-¿Estamos aplicando bien los controles? ¿Nos estamos equivocando en algo?

-La táctica de detectar brotes y el estudio de rastreadores para analizar los contactos de cada caso detectado es adecuada. Los problemas que ha podido haber se deben a desajustes en el establecimiento temporal del control de brotes y de los equipos de rastreadores fundamentalmente.

-Y llega la vuelta al colegio para los escolares. ¿Qué nos espera?

- Lo más importante, en cuanto a posibles equivocaciones cometidas, me parece la tardanza en haberse adelantado al problema que parece haber ahora con el control de los posibles contagios en la vuelta presencial al colegio. El país debía haberse adelantado desde mayo. En lugar de debatir en ese momento si se volvía o no a terminar el curso ya perdido, se tenía que haber previsto esta situación y tener protocolos ya bien establecidos y consensuados.

-Los contagios se producen ahora entre gente joven y muchos de ellos son asintomáticos...

-El problema es que el contagio se produce entre jóvenes y personas de edad media que tienen una buena respuesta inmunitaria y responden adecuadamente frente al virus y son asintomáticos. Ese es el riesgo precisamente. Los asintomáticos siguen relacionándose, no se identifican hasta que hay un brote y tienen un riesgo importante de terminar transmitiendo la infección a los mayores.

-¿El peligro es cuando los contagios lleguen a las personas mayores otra vez?

- Estos sí que tienen riesgo de sufrir la enfermedad más grave y ser hospitalizados. En el momento que aumente la cifra de infectados de más de 60 años comenzamos a tener el problema. Es posible que no llegue a ser tan grave como en los meses de marzo y abril, pero sí muy peligroso.

-El uso de la mascarilla abre cierto debate, ya que en otros países europeos no es obligatoria.

-En el momento actual la única herramienta útil de combatir el virus es la Salud Pública que se compone básicamente de mascarillas, lavado de manos y gel hidroalcohólico, y distancia social. Mientras no se disponga de tratamientos específicos ni vacunas de acceso general, no podemos exponernos a la expansión. Se puede ver que, cuando no ha sido obligatoria la mascarilla al inicio del desconfinamiento, han comenzado los brotes que se han disparado. Probablemente en Reino Unido o Francia no hay tantas relaciones sociales como en España. En Portugal están aplicando más cantidad de PCR que en España y es posible que esa sea una de las explicaciones.

-Parece que el virus se ha debilitado ¿Para cuándo la vacuna?

- En ningún caso la gente puede pensar que el virus se ha debilitado. Hay menos muertes porque hay menos ingresos hospitalarios, pero paulatinamente está aumentando el número de ingresos y de personas mayores infectadas. En cuanto a la vacuna, en el mejor de los casos se tendrá en el primer trimestre del año que viene. Es importante que España desarrolle su propia vacuna para no depender de agentes externos.