Ocho de la mañana. El doctor José Luis Delgado se reincorpora al centro de salud de Sárdoma después de sus vacaciones estivales. Tras reunirse con sus compañeros para "ponerse al día" sobre las directrices marcadas por la crisis sanitaria -durante su ausencia no ha habido grandes novedades, apunta- y sobre la situación del centro, toma asiento en su consulta y coge su agenda. Son las ocho y media de la mañana. Además de a sus pacientes, tendrá que pasar consulta a otros que no son de su cupo, sino de un compañero que se ha jubilado y de otros dos, uno de baja y otro de vacaciones, y que están distribuidos entre el resto de médicos.

En este ambulatorio vigués trabajan ocho médicos generales y dos pediatras, además de personal de enfermería, aunque pediatría ha sido trasladada a otras dependencias para que el centro pueda tener un área covid. "Hasta ahora, cada día atendíamos a todos los pacientes covid entre uno o dos compañeros. En verano, como había muy pocos casos, decidimos que cada uno atendiera ahí a sus pacientes que pudieran ser covid", explica.

Todos los días se atienden casos sospechosos de covid, para los que se solicita la PCR. Hoy los que hay no son pacientes con sintomatología actual, sino que habían tenido fiebre hace varios días y para los que igualmente pidió el test.Pocas citas presenciales

Entre llamada y llamada, también tiene cinco citas presenciales, pacientes que, según la médico residente que pasó consulta durante sus vacaciones, tenían que ser atendidos en consulta debido a su cuadro clínico. En total, 47 consultas y una visita a domicilio a un paciente de otro compañero, un ratio muy superior al que tenía antes de la pandemia -entre 30 y 35 pacientes-, y,, según reconoce, no es de los mayores. Hay facultativos en otros centros con mayor carga de trabajo.

Reconoce que le resulta mucho más complicado pasar consulta ahora que antes de la pandemia. "Es una situación excepcional y como tal hay que valorarla, pero a causa de esta situación se ha perdido la esencia de la medicina de atención primaria, que es el control de los crónicos sobre todos y el aspecto preventivo de la gente joven: tomas de tensión, etcétera, que no puedes hacerlo a través de la consulta telefónica", explica.Consultas telefónicas

El doctor Delgado no percibe malestar entre sus pacientes por el hecho de que les pase consulta telefónica, aunque reconoce que las reticencias a esta fórmula no son escasas. Sin embargo, asegura, no se trata de un capricho ni suyo ni de sus compañeros, sino una medida de proteger a los pacientes. "Yo no percibo en mis pacientes esa sensación de que no los quiero ver, pero sí es cierto que mucha gente no es consciente del riesgo y piensa que no se los cita porque no se los quiere ver y no por su seguridad. Lo que queremos es el bienestar de los pacientes", afirma.

Además, en muchas ocasiones, la presencia del paciente en el centro no es necesaria para realizar el diagnóstico. "Si es algo solucionable por teléfono, como recetas El problema es que con 47 pacientes no tienes la capacidad de citar a mucha gente, aunque si es algo urgente lo citamos el mismo día o para el día siguiente y si no, vamos viendo, pero nadie queda sin atender", explica el médico, que recuerda que si el paciente cree que su caso es urgente, siempre puede acudir al centro de salud, donde se le atenderá.Pacientes crónicos

Además de los pacientes puntuales, están los crónicos, que son quienes más preocupan a este doctor natural de Salamanca, ya que la era covid no permite hacerles el mismo seguimiento que antes. "Es imposible porque no tenemos la capacidad de hacer una revisión en un paciente crónico, porque nos lleva bastante tiempo y ahora no lo tenemos. Les pedimos las analíticas, los citamos, pero no con la misma periodicidad. Lo hacemos lo mejor que podemos para que no estén totalmente abandonados, pero el seguimiento no es el deseable", reconoce.

Antes de la pandemia, a un paciente diabético, por ejemplo, se le hacía una analítica y una revisión completa anual y se le citaba cada tres o seis meses, dependiendo de cómo esté controlada la enfermedad. "Un paciente mal controlado tiene que tener cuatro citas al año si no tiene otras enfermedades, que es lo más habitual porque estos pacientes suelen tener múltiples patologías que complican su estado de salud. Ahora hacemos lo que podemos", asegura.

Tampoco hay que olvidar que los pacientes crónicos son un colectivo de riesgo, por lo que acudir a las revisiones supone un conflicto, lo que hace que muchos espacien las consultas presenciales. "Algunos no quieren venir por miedo al contagio y tienen parte de razón", reconoce este médico.

Estos pacientes que no quieren ir a consulta son el reverso de la moneda, la cara opuesta de quienes se quejan de que ahora las consultas sean telefónicas. "Los crónicos son los que tienen más miedo porque se sienten más frágiles, por lo que intentan solucionar las consultas por teléfono y a veces hay que estar detrás de ellos para que vengan a hacerse la analítica", afirma el facultativo, perteneciente a la Asociación Galega de Medicina de Familia y Comunitaria (AGAMFEC).

A las tres, el doctor Delgado acaba su consulta. Aunque no siempre. En el caso de que el paciente no pueda desplazarse al centro de salud porque sea una persona mayor o no tenga capacidad de salir de casa y necesite un examen presencial, es él quien se desplaza a su domicilio. Estas salidas no constituyen algo excepcional. "Si un paciente necesita que vaya a verlo a su casa, claro que voy, aunque haya acabado mi jornada laboral", asegura este médico salmantino, residente en Galicia desde hace 30 años y que tras 35 años de profesión, se confiesa enamorado de ella.