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Los "niños de Chernóbil", las otras víctimas del Covid-19

La pandemia frustra las vacaciones en Galicia de 65 menores rusos expuestos a radiaciones de la catástrofe nuclear

Un grupo de niños rusos y familias de acogida, el verano pasado en una excursión por las Rías Baixas.

Desde el año 2002, más de 60 niños rusos de zonas contaminadas por las radiaciones de Chernóbil vienen cada verano a Galicia para pasar dos meses de descontaminación con familias de acogida gracias a la iniciativa de la asociación Ledicia Cativa. "Suspendimos el programa por la pandemia del coronavirus, porque traerlos sería un peligro y además no contábamos con los permisos de la administración rusa", explica José Manuel Borrajo, presidente de la asociación.

Los pequeños repiten la experiencia cada año con las mismas personas, "por lo que la relación entre ellos es muy estrecha; llegan con 7 u 8 años y vuelven cada verano hasta que cumplen 17. Son ya como de la propia familia", explica el vigués Ángel Pérez Giráldez, coordinador del programa en la provincia de Pontevedra. En su caso, él y su mujer han acogido a una niña, Katza Stefanovskaia, que llegó a Vigo con 8 años y el año próximo cumple ya la mayoría de edad. La idea del programa, para darle continuidad,, es precisamente que las familias de acogida se comprometan a traer a los menores hasta la mayoría de edad.

"Ha sido muy duro tener que suspender el programa, sobre todo teniendo en cuenta que lo empezamos a preparar con casi un año de antelación por los trámites administrativos que tenemos que hacer", continúa Ángel Pérez, que este año se había puesto en contacto con nuevas familias interesadas en acoger a niños. En concreto, en la provincia de Pontevedra se había entrevistado "con cuatro familias -de Vigo, O Grove, Tui y Redondela- que cumplían los requisitos para poder traer un niño en acogida, por lo que el coronavirus también destrozó muchas ilusiones de las nuevas familias y dejó a otras separadas en la distancia".

Hace hincapié Ángel Pérez en la importancia que para esos niños tienen los dos meses de veraneo en Galicia, "porque entre el clima, los baños en el mar y la buena alimentación recuperan una salud que el resto del año se ve muy afectada por los efectos de la radiación".

La viguesa Ana González, que lleva acogiendo a una niña desde hace tres años, comenta que "es algo muy triste, porque Kristina Gurnikova, que así se llama la niña, vino ya algo mayor, con 11 años y le costó bastante adaptarse, y ahora que ya empezaba a hacerlo no puede venir".

Alimentación contaminada

Mercedes Gil, vicepresidenta de Ledicia Cativa, destaca la importancia de este programa, "porque estos niños en su país reciben una alimentación que está contaminada por la radiación de la catástrofe nuclear de Chernóbil, y en Galicia tienen la oportunidad de recuperarse durante los veranos, además de aprender castellano". Provienen de la comarca rusa de Novozhybkov, en la región de Briansk, un área que limita con Bielorrusia y Ucrania y que permanece en continua vigilancia. "Dos veces al año -comenta Mercedes- los niños de esa zona van a una especie de sanatorio donde les miden la radiación; allí reciben también clases y pueden disfrutar de actividades lúdicas".

Este verano estaba previsto que los niños llegasen el 23 de junio y permanecieran en distintas localidades de Galicia hasta el 27 de agosto en los domicilios de 64 familias distintas (una de las familias tenía previsto acoger a dos chicos). Aunque la actividad va dirigida a menores, Mercedes Gil comenta el caso de "una familia de Ourense que, aunque la niña ya ha entrado en la Universidad, fuera de programa la traen también por su cuenta para que siga pasando el verano en Galicia".

La situación familiar de los niños incluidos en el programa es diversa. Mientras que algunos viven con sus padres, otros son de familias monoparentales o están en casa de acogida bajo tutela de las autoridades y de algún pariente.

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