La Agencia Espacial Europea y la compañía Arianespace han decidido posponer hasta el próximo 17 de agosto el lanzamiento desde la base de Kurú (en la Guayana Francesa) de 53 microsatélites, entre ellos uno desarrollado en la Universidad Politécnica de Madrid.

El lanzamiento de los microsatélites había sido programado y suspendido en sucesivas ocasiones durante las últimas semanas, debido a las condiciones climatológicas (fuerte viento en altura) en la zona.

La empresa Arianespace, operador del cohete Vega que iba a poner en órbita los satélites, ha informado de que el lanzador ha estado disponible durante todo este tiempo, pero que ha optado por el aplazamiento del lanzamiento hasta agosto ante los vientos "excepcionalmente desfavorables".

El periodo de tiempo hasta esa fecha se utilizará para recargar las baterías del lanzador y de los satélites, ha informado la empresa.

A bordo del cohete viajará el satélite UPMSat-2 de la Universidad Politécnica de Madrid, que durante los próximos dos años, será una plataforma de demostración tecnológica en órbita.

El cohete Vega de la compañía Arianespace trasladará 53 microsatélites, nanosatélites y cubesats, que por primera vez serán puestos en órbita con un nuevo instrumento, el Servicio de Misiones de Pequeñas Naves Espaciales (SSMS).

Se trata de un vuelo de "prueba de concepto" para demostrar la viabilidad técnica y financiera del SSMS, el nuevo "dispensador" de satélites de pequeño tamaño, que permite el viaje y puesta en órbita de muchos de ellos a la vez.

El UPMSat-2, segundo satélite de la Universidad Politécnica de Madrid que viajará al espacio, ha sido desarrollado por investigadores del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva, con la participación del Grupo de Investigación Sistemas de Tiempo Real y Arquitectura de Servicios Telemáticos (STRAST).

Se trata, según los datos de esta Universidad, de un satélite universitario con finalidad educativa, ya que en su diseño, integración y ensayo han intervenido unos 70 alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE).

A ese propósito formativo se suma el objetivo de ser una plataforma de demostración tecnológica en órbita, ya que durante los más de dos años de vida útil estimada pondrá a prueba los equipos que viajan en su interior.

Estos responden a experimentos de innovación tecnológica de empresas españolas y europeas, como el comportamiento de un conmutador térmico miniaturizado de nuevo desarrollo; pruebas de un magnetómetro experimental de alta sensibilidad; la monitorización de los efectos de la radiación a bordo; o el desarrollo de un nuevo sensor solar de bajo coste, entre otros experimentos.

Esta iba a ser la primera misión lanzada desde Kurú tras el parón provocado por la crisis de la Covid-19, un parón que causó el traslado del lanzamiento a unas fechas menos propicias, por las condiciones meteorológicas, que las que estaban inicialmente previstas (finales de marzo).