Instalar una piscina desmontable no es algo que se pueda realizar a lo loco y sin tener en cuenta varias premisas incluso si estamos pensándolo para una casa unifamiliar con jardín. Álvaro Sánchez, de Leroy Merlín, nos da varias claves.
Terreno llano. Explica que, primero, hay que elegir un terreno llano y, si se carece de él, hay que allanarlo.
Manta protectora. Pues sí, la piscina precisa de una mantita que se colocará bajo ella para evitar que la superficie inferior, la lona de PVC, se rasgue con el suelo y sea un coladero del agua que tanta paciencia nos costó meter.
Tipos. Las piscinas desmontables son las elevadas. Están las tubulares que se llaman así porque son una estructura de tubos con el recubrimiento de una lámina de PVC. También podemos encontrar piscinas de acero y madera. Las más resistentes según Sánchez son las de chapa de acero. Ahora, si quiere el comprador que prime la decoración, entonces las de madera y composite son las idóneas.
Tamaños. Las más pequeñas pueden tener 2,5 metros de diámetro; las más grandes pueden llegar a superar los seis metros de longitud.
Precios. Pueden abarcar desde los 100 y los 1.000 euros, aunque las de madera pueden llegar a los 3.000. Por supuesto, las hay más baratas pero se trataría de piscinas hinchables infantiles de escasísima profundidad y diámetro.
Montaje con una persona. Las piscinas tubulares son las más fáciles de montar; si apuesta por una de metal, entonces, lo ideal sería que la montaran dos personas. Una tarde sería, en principio, suficiente para lograrlo.
Mantenimiento sí o sí. Se necesitan productos químicos para mantener el agua en condiciones idóneas y no ser un riesgo para la salud. Se le puede incorporar un clorador salino ya que el sal es menos dañina para los ojos. Todas llevan un filtro de cartucho pero se le puede incorporar uno de arena para que el agua sea más cristalina.
Lona de superficie. Para calentar el agua y para taparla para que no entren tantos bichos cuando no se use.
