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Bush, capitán a priori

El expresidente estadounidense, que ha roto su silencio para condenar el racismo, avisó en 2005 que su país debía prepararse para una pandemia

George W. Bush, en 2005. // C.K.

"Si esperamos a que ocurra una pandemia será demasiado tarde para prepararnos". Son palabras de George W. Bush, no de enero ni febrero pasado, sino de hace 15 años, cuando ocupaba la Casa Blanca. El 43 presidente de Estados Unidos, tantas veces ridiculizado por su supuesta incultura, había leído un libro sobre la gripe de 1918 y no paró hasta que su país contó con un plan contra una posible pandemia.

Fue en el verano de 2005 en el famoso rancho de Crawford, en Texas, adonde había invitado al presidente del Gobierno español, José María Aznar. Según ha contado el periodista Matthew Mosk, de la cadena "ABC", Bush comenzó a leer una copia del libro de John M. Barry "La gran gripe", que le habían facilitado antes de su publicación. No pudo dejarlo hasta que lo terminó. Cuando llegó a Washington le dijo a su asesora de Seguridad Nacional, Fran Townsend: "Tienes que leerlo Esto ocurre cada cien años. Necesitamos una estrategia nacional". Sus palabras han resultado proféticas.

En noviembre de 2005, Bush dio un discurso ante el National Institutes of Health, del departamento público de salud de EE UU. En él comparó una pandemia con un incendio forestal: si no se ataja pronto ya es demasiado tarde para extinguirlo.

La obsesión de Bush dio como fruto un plan que incluía sistemas de atención temprana, fondos para financiar nuevas vacunas y una reserva estratégica de suministros sanitarios críticos, como respiradores.

En los tres años siguientes continuó el desarrollo del plan, que incluyó simulacros para que los miembros del gabinete estuvieran preparados, pero con el paso del tiempo no se actualizó y fue decayendo hasta que parte del "equipo pandémico" fue desmantelado en 2018, ya con Trump en la Casa Blanca.

Bush, que ha roto su silencio para condenar el racismo tras la muerte de George Floyd, ha declinado comentar la estrategia de Trump sobre el Covid-19. Elegancia obliga, pero razones tendría para ello.

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