No estaba ni "loca ni equivocada" cuando, hace más de 20 años, La Mala Rodríguez empezó a estampar ese nombre de guerra en paredes y discos. Se rebelaba así contra estereotipos hacia la mujer y hoy, con su primer álbum en 7 años, lo celebra. "El mayor deseo para mí en este trabajo ha sido disfrutarme y disfrutar de lo mala que soy. ¿Por qué la mujer siempre es tachada así si no se comporta como ellos quieren, por decir lo que piensa o tener sus propias normas? Son las preguntas que me he hecho en estos 20 años y saberme mala hoy es una puta fiesta", ratifica.

Se siente en pleno control, dice, "como ir a derrapar por la nieve y saber manejar el coche", en parte porque gracias a las once nuevas canciones que integran "Mala" ha aprendido a verse "con cierta distancia". "Al observarte desde fuera aprendes mucho y sabes cómo puedes mejorar, te ríes de ti mismo... Esa distancia, sea la edad, la experiencia o la educación, es un valor muy importante. También es ser menos autocrítico", reflexiona.

María Rodríguez sigue siendo la rapeadora social, pero también se brinda al ritmo contagioso del "dembow", digan lo que digan los más críticos, como en ese perreo que es "Dame bien", en el que proclama su sexualidad activa y se reafirma como dueña de su cuerpo. "Menos complejos tenemos que tener", ha dicho sobre este corte que coincidió con la publicación de una foto suya desnuda en su cuarto de baño.

"Mami" es el lamento de la niña que fue y que pedía a su madre que volviera del trabajo. "Pensaba en otras mamás muy jóvenes que no están atendiendo a sus hijos. Dibuja la sociedad de hoy: bebés teniendo bebés que llevan a las abuelas a cuidar de los niños. Es hermoso ser madre, pero hay muchas trampas ahí metidas", dice.