Sale de la playa con la mascarilla, sin camiseta, en bañador, con las deportivas en la mano y se sienta en un banco del paseo marítimo de Cascais para limpiarse la arena. Todo normal, salvo que es el jefe del Estado de Portugal, otro nuevo documento gráfico que es oro promocional para el turismo luso.

Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal, aprovechó el fin de semana para zambullirse en las aguas de la costa atlántica y, fiel a su imagen de un ciudadano más, su pose en la playa de la Bahía de Cascais se ha convertido en verdadero reclamo del turismo luso, sumido en plena incertidumbre veraniega a causa de las restricciones del Covid-19.

Sin convocatoria de prensa, Marcelo, como le llaman en el país luso, se "infiltró" en el arenal entre decenas de toallas y fue uno más.

Sin embargo, a pesar de las normas de distanciamiento social, tuvo que posar ante los numerosos portugueses que le reclamaron un selfi.

Los que quieren una foto saben que "no me quito la mascarilla y me sitúo detrás a metro y medio", explicaba Marcelo a las televisiones lusas que pudieron filmarlo mientras se bañaba o tomaba el sol.

Su salida del agua fue la de un ciudadano cualquiera que busca un banco en el paseo marítimo para quitarse la arena de los pies antes de irse a casa.

Y así lo hizo el jefe del Estado, eso sí, ante la admiración de cuantos lo reconocieron.

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