Uno de los dos pederastas más buscados del mundo llevaba una doble vida como militar en Gijón, a donde le destinaron procedente de la provincia de Alicante. Joven, nacido en 1989, opositaba a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y tenía una imagen pública ejemplar a pesar de que había fotografiado los abusos que cometió contra tres niñas de su entorno, una de cinco años, en la Comunidad Valenciana. La Policía Nacional le detuvo en una operación que se saldó con otro arrestado, un pedófilo de Gandía (Valencia), que robó los vídeos que había filmado el primero y los difundió por la red para el consumo de otros usuarios.

La investigación, que recibe el nombre de Operación Sauron, arrancó en mayo de 2018. Agentes de la Policía de Australia, a través de una base de datos mundial de la Interpol, halló en la red TOR, una parte de la internet profunda, varias fotografías de un abuso sexual a una niña de cinco años. La Unidad Central de Ciberdelincuencia, con apoyo de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM), descubrieron que las imágenes se habían tomado en una localidad alicantina y que la víctima pertenecía al círculo del agresor. Las pesquisas se trasladaron a Gijón, debido a que al detenido lo habían trasladado para trabajar como militar en Asturias. En estrecha colaboración con la Policía Nacional de la ciudad, los investigadores pudieron determinar sus horarios y estrechar el cerco.

Fue detenido a finales de octubre de 2018, tras un registro en su domicilio en el que los agentes descubrieron la cámara con la que fotografió a la menor, y no ha trascendido hasta ahora para no entorpecer otras investigaciones. Ahí pudieron constatar que el individuo había abusado de otras dos niñas de su círculo, a las que, supuestamente, realizó tocamientos y juegos subidos de tono. El acusado reconoció haber cometido los abusos y fotografiarlos, pero negó su distribución en la red, tal y como constataron los agentes. Revisando sus contactos, la Policía pudo identificar a una segunda persona, el detenido en Gandía, al que el militar afincado en Gijón conocía de navegar por los foros en los que se distribuye pornografía infantil y al que consideraba "su mentor".

El detenido en Gandía, también de 30 años y ya en prisión, era un reincidente pedófilo y se jactaba de haber abusado sexualmente de las hijas de su pareja, a la que escogió porque procedía de un entorno desestructurado, lo que le permitía tener más contacto con las menores. Debido al ingreso en prisión de su chica, llegó a quedarse al cargo de las pequeñas, de ocho y once años.

Las diligencias se llevaron a cabo en el domicilio de los padres del detenido, porque a ese lugar acudía con frecuencia. El registro fue minucioso y dada la experiencia del individuo costó localizar los 80.000 archivos de pornografía infantil que poseía en una memoria USB que a ojos de un profano parecía estar vacía, ya que el sujeto se valía de sus conocimientos informáticos para camuflar su rastro.