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Bruno Sánchez-Andrade: "El estado de alarma es el mejor instrumento legal contra la epidemia"

"La capacidad de respuesta de España ha estado por encima de la de muchos otros países, sobre todo teniendo en cuenta que no existe una respuesta perfecta"

Bruno Sánchez-Andrade. // Carolina Díaz

El astrofísico Bruno Sánchez-Andrade Nuño forma parte del Laboratorio de Innovación del Banco Mundial, como asesor en big data. Ha trabajado en proyectos de la NASA, en Silicon Valley y ha sido el representante en España de Volt Europa, el partido paneuropeo. Es uno de los expertos que asesoran al Gobierno de España en la planificación de la desescalada. Por correo electrónico, respondió a esta entrevista.

- A la vista de estos primeros días de la primera fase de la desescalada, ¿estábamos preparados para entrar en ella con seguridad?

-Muy buena pregunta con difícil respuesta. El objetivo es recuperar movilidad y libertades personales, evitando que el virus vuelva a crecer exponencialmente. En este sentido, el estar preparados se asienta en dos pilares. Por un lado, en tener capacidad sanitaria para atender los contagios sin colapsar el sistema. Por otro lado, y quizá más importante, que todos seamos conscientes de que el riesgo sigue ahí y de que de nosotros depende que podamos subir de fase y volver a una nueva normalidad. Por eso, la respuesta a si estamos preparados dependerá en buena medida de lo que veamos en las calles. ¿Lleva todo el que puede una mascarilla? ¿Hacemos lo posible por ayudarnos unos a otros? ¿Se mantiene la distancia de seguridad? Mi opinión es que, aunque veamos imágenes anecdóticas que no respetan las medidas, en general lo estamos haciendo muy bien.

- ¿Balance de esta primera semana?

-En España vivimos 47 millones de personas y las imágenes que vemos de aglomeraciones o terrazas llenas de gente son anecdóticas, de otra manera sería catastrófico. Pero es más fácil difundir la ruptura de la norma que la norma. Lo excepcional es lo visible, pero lo invisible es lo que cuenta, y lo invisible es lo que la mayoría está haciendo: quedarse en casa y hacer la desescalada como es debido.

- Guerra de cifras: ¿por qué es tan difícil registrar y centralizar los datos de contagios, de enfermos, muertos...?

-No lo sé, pero entiendo que responde a un par de factores, principalmente. Por un lado, nuestra constelación de competencias y unidades de responsabilidad nos hace efectivos a nivel local, pero convierte en más complicado agregar datos con exactamente las mismas definiciones y cadencias requeridas. Por otro, creo que responde a un difícil balance entre mover datos con la mayor velocidad posible para tener respuestas y evitar que un dato erróneo se propague, y luego sea muy difícil corregir las implicaciones de malos datos.

- La oposición al Gobierno cuestiona el estado de alarma. ¿Es imprescindible para gestionar la crisis? ¿Qué consecuencias puede tener su suspensión?

-No creo que sea buena idea entrar en argumentos partidistas. Entiendo que el estado de alarma es el mejor instrumento legal que permite restringir temporalmente movilidad, disponer de recursos y agilizar operaciones. Sin el estado de alarma no entiendo cómo se podrían cumplir estos requisitos tan excepcionales de necesidades científicas, epidemiológicas y de gestión pública. El riesgo es no poder reaccionar si los casos aumentan, por ejemplo, cuando la gente en zonas de alto riesgo viaja a otras de bajo riesgo, arrastrando los contagios con ella.

- Muchos científicos y expertos, pendientes de la evolución de las cifras de la enfermedad en China, vaticinaron lo que ha sucedido en los países occidentales. ¿La información y la debida interpretación de los datos podrían haber sido una vacuna contra la epidemia?

-Enfrentarse a una epidemia es frustrantemente desagradecido. Si actúas a tiempo y evitas el desastre, te lloverán las críticas porque no pasó nada y se hicieron actuaciones extraordinarias que parecen innecesarias porque evitaron que pasara. Si el desastre ocurre, te lloverán las críticas por no haber hecho lo suficiente. Lo difícil no es predecir el desastre, tener los datos o interpretarlos, lo difícil es generar conciencia de la situación y de la urgencia cuando parece que no la hay. Varios países asiáticos respondieron antes y mejor que nosotros porque ya habían sufrido otras epidemias. Ojalá abril de 2020 sea nuestra "vacuna" y hayamos aprendido cómo actuar. Los datos no son lo importante, lo importante es lo que hacemos con ellos.

- ¿Una aplicación móvil para controlar la movilidad y registrar los contactos puede frenar significativamente la expansión de la enfermedad? ¿España dispondrá de una?

-En la medida en la que es impracticable logística y económicamente hacer test a todos todos los días, tenemos que buscar formas de intentar hacer test a los que creemos que pueden ser positivos. Es la mejor forma de romper la cadena de contagios. Una forma de predecir dónde puede haber casos es usar apps para ver zonas por donde mucha gente pasa, o posibles contagios. Es importante mencionar que es posible hacer todo esto respetando la privacidad del individuo. Existen muchas opciones técnicas, pero al final lo importante es que esas apps solo son útiles si todos las usamos. Si España la implanta, será extremadamente importante que todos la instalemos si queremos que sea útil. El uso de apps, así como la estrategia entera de desescalada, depende vitalmente de la participación ciudadana. Si no participamos, volveremos una y otra vez a la fase 0 hasta conseguir una vacuna o que la mayoría sufra la enfermedad.

- ¿España tiene algo que enseñar al mundo sobre la gestión de la crisis sanitaria?

-España ha sufrido una de las peores pandemias, en términos de casos relativos y de mortalidad. Quizá fuese por errores en los primeros días, por nuestra cultura de besos y abrazos, por el turismo, o simplemente -como creo que es el caso- porque importamos casos muy pronto y en mal lugar, con muchos contagios. A partir de ahí, nuestra capacidad de respuesta ha estado por encima de muchos otros países, sobre todo teniendo en cuenta que no existe una respuesta perfecta porque todavía hoy no conocemos bien el virus. Más aún, nuestro país no tenía experiencia o conciencia de cómo reaccionar a brotes epidémicos, como, sin embargo, sí tenían algunos países asiáticos. Creo que debemos estar orgullosos de la respuesta, y me refiero no solo al Gobierno, sino también a la respuesta masiva de todos nosotros de aceptar duras medidas de confinamientos porque sabíamos que era necesario.

- Y Europa, ¿está a la altura? ¿Sobrevivirá al Covid-19?

-Especialmente al principio, los que nos sentimos europeos hemos visto con dolor momentos donde los intereses de países europeos enfrentaban unos a otros, con disputas de material importado o falta de cooperación, pero también hemos visto lo contrario, países poniendo parte de su sistema de salud para casos transfronterizos, o agrupando europeos de varios países, lejos de casa, en vuelos de retorno. Creo que vamos a aprender de la experiencia y a reconocer que en los desafíos globales -y la epidemia es un claro caso- se navega mejor todos juntos. Europa saldrá reforzada, y lo empezaremos a ver cuando la desescalada sea más rápida dentro de Europa que fuera de nuestra frontera común.

- La pasada semana se hicieron públicos los primeros datos sobre la prevalencia de la enfermedad, muy bajos.

-Hacer esos estudios es muy importante, porque nos permiten saber en qué situación estamos. Si los resultados fueran muy altos, sería malo por una parte, porque significaría que mucha gente ha sido infectada, y bueno por otra, porque estarían protegidos. Lo que está claro es que estamos lejos de la inmunidad del rebaño. Hay que seguir con atención esos datos, en especial en algunas ciudades.

- ¿Y actualizar el estudio periódicamente?

-Hay consideraciones de gestión, logísticas, sobre cómo hacerlo. ¿Sigues muestreando a gente en Asturias, donde no hay apenas casos? ¿Te centras en Madrid, que es donde más hay? Cada vez escucho más argumentos partidistas, y me apena que sea así.

- Se relaja la presión asistencial y sube el tono político.

-No estamos relajándonos con el Covid, no. Sabemos que hay sitio en el hospital si enfermamos, solo eso. Estamos empezando a salir con la epidemia, no de la epidemia.

- En cualquier caso, el debate político se ha recrudecido.

-El debate partidista, que es diferente a hacer política. La validez científica debe estar por encima de los partidismos.

- ¿Es la hora de alta política?

-De la política entendida como gestión de la público, que no forma parte de un ideario.

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