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En un nuevo punto de partida

El sector de la joyería trabaja para potenciar la sensación de seguridad entre su clientela y para poner en marcha campañas que fomenten el consumo en los negocios locales

Fran Villoldo, junto a la mampara de metacrilato instalada en el mostrador de su joyería. // José Lores

Mamparas de metacrilato, botes de hidrogel, guantes, mascarillas, lámparas LED UV para desinfectar las piezas... Serán algunos de los elementos que los joyeros incorporaron a partir del lunes a sus establecimientos para potenciar una sensación de seguridad entre su clientela en la lucha por recuperarse de las consecuencias de dos meses sin ingresos tras el decreto del Estado de Alarma a causa del coronavirus.

"La mayor parte de los negocios han estado adaptando los locales a la nueva situación", apunta Óscar Rodríguez, presidente del Colegio Oficial de Joyería de Galicia (Coxga), organismo que, junto a la Federación Gallega, ha elaborado un protocolo conjunto con la finalidad de "unificar criterios y estar preparados para iniciar este nuevo punto de partida".

Dicho protocolo incluye medidas dentro de las recomendaciones sanitarias, algunas dirigidas al personal y otras a los clientes, destinadas a "poder llevar a cabo la actividad en las condiciones óptimas". De este modo, hay "dispensadores de hidrogel, mascarillas, la disposición de las tiendas con señalización horizontal a fin de que cada establecimiento, en función de su metraje, pueda tener una capacidad u otra, o se establecen turnos de espera", añade Rodríguez. Además, también añaden medidas para la "desinfección de las piezas, tanto para cuando se reciben como para cuando se entregan". De este modo, habrá distintos sistemas contemplados por el protocolo, como pueden ser las lámparas LED UVA o la desinfección con alcohol. "La gente va a poder comprar joyería y platería con toda la seguridad del mundo", subraya el presidente de Coxga.

Fran Villoldo, de Fran Joyeros, colocó el pasado viernes la mampara de metacrilato en su mostrador "por mi seguridad y por la del cliente", apuntaba. Además, ya se había provisto de mascarillas, guantes y gel par su negocio. "He cogido de sobra por si algún cliente necesita", puntualiza.

Villoldo espera una importante afluencia de gente los primeros días. "Quizá al principio la recuperación no será tan lenta porque por ejemplo la gente se habrá quedado sin pilas para el reloj después de dos meses. Luego, quizá algún regalito que haya quedado pendiente", apunta lamentando sin embargo que "hemos perdido la campaña del Día del Padre y la del Día de la Madre. Ahora, en plena desescalada, se mantienen también pendientes de qué pasará, por ejemplo, con los eventos como las bodas o las comuniones. "Eso va a ser un gran impacto", apunta, añadiendo que él mismo se ha visto a posponer su propia boda para el año que viene.

"Ha sido una etapa dura", indica Verónica Cuíñas, de Joyería Ramón Fernández. "Hemos tenido que acogernos a un ERTE y pedir todas las ayudas posibles, por eso estamos deseando ya que todo esto se ponga en marcha, aunque es todo una incertidumbre porque no sabes el miedo que va a tener el cliente a volver". Para Cuiñas, la recuperación va a depender "sobre todo de cómo se comporte el público". "Nosotros tendremos todo limpio y protegido, pero va a depender del cliente, de las ganas que tenga y de lo que se atreva a salir", asume.

Para la joyera, la recuperación se prevé lenta. "Vamos a ver esta primera semana cómo van las cosas. Por ahora tenemos mucha reparación pendiente de entrega y vamos a ir llamando a los clientes para avisarles de que su piezas están ya listas, pero nos sabemos cómo va a evolucionar después la demanda", reconoce.

En ese contexto, Raquel Álvarez, de Joyería Cascabel, indica que no tiene pensado reabrir por ahora. "Quiero esperar a que se asiente un poco la situación ya que la desescalada me parece muy precipitada", dice. "Además, considero que la situación económica actual no sería propicia para mi negocio por no ser productos de primera necesidad; abrir me supondría más pérdidas que estar cerrada", asume.

"Desde que se cerró estamos todos en una situación de ingresos cero; hay que tener un colchón y un poco de musculatura para poder aguantar y habrá empresas que la tengan y otras que no. Es una situación delicada", dice Óscar Rodríguez. "Somos un sector que desde siempre hemos sido los primeros que notamos las épocas críticas y los últimos en retomar la situación de bonanza, por lo que en nuestro sector el espacio de desorden, por decirlo de alguna forma, es amplio. El impacto negativo en estos dos últimos meses ha sido total y me imagino que la recuperación no será rápida, aunque pondremos todos nuestros medios para que sea lo más rápida posible", apunta. En ese sentido ya están preparando una serie de campañas para poder fomentar la joyería. "Esta crisis tiene que traer una parte positiva y es que la gente se dé cuenta de lo importante que es consumir producto propio. Como nos mentalicemos de que tenemos que comprar en nuestra zona de influencia vamos a pasarlo muy mal porque corremos el riego de que esto se convierta en algo permanente y la gente opte por no levantar la persiana porque no hay beneficios y eso hará que los núcleos comerciales se conviertan en auténticos cementerios y eso es horroroso, es lo peor que le puede pasar a una ciudad, así que nos tenemos que poner todos las pilas y volcarnos con el comercio local", concluye.

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