Pese a que el programa de atención psicológica a víctimas de violencia de género de la Xunta no atiende a quienes quieren denunciar en pleno confinamiento -ya que para participar hay que contar con una orden de protección o ser acreditada como víctima por los servicios sociales, un proceso para que el todavía no ha dado tiempo y además es requisito no convivir con el agresor-, la coordinadora del mismo, María Luz Posada, reconoce que pasar la cuarentena bajo el mismo techo que un agresor "debe ser una situación muy dura" e insta a pedir ayuda. "De la violencia se puede salir, pero es duro y se precisa apoyo", señala esta experta del Colexio de Psicoloxía de Galicia, que recuerda que "no se puede responsabilizar nunca del maltrato a la víctima" y por ello lanza un mensaje a ambos miembros de la pareja. "Cuando las discusiones son constantes, se eleva la voz, hay insultos o el hombre no es capaz de gestionar su violencia, hay que escapar de esta situación. La mujer si puede debe ir a una habitación aislada y por teléfono pedir ayuda, pero el hombre también debe buscar ayuda para controlar su actitud y hay programas para ello", indica.

Quienes ahora mismo alertan de un caso de maltrato y precisan atención psicológica son derivadas a los centros de información a la mujer, donde les atenderán especialistas. Más adelante, cuando ya no convivan con el agresor, pueden entrar también en el programa de terapia psicológica para maltratadas y sus hijos menores de la Xunta, que gestiona el Colexio de Psicoloxía, y que sigue a pleno rendimiento durante el confinamiento. "Son diez sesiones individuales que pueden ampliarse si es necesario. Ahora mismo si es posible se realizan por videollamada y sino por teléfono o incluso algunas de modo presencial guardando las medidas de seguridad", indica

Losada.

Pese a que cada caso es diferente, Losada reconoce que todas las pacientes "llegan muy nerviosas y con mucha confusión". "Acaban de denunciar y se pone en marcha todo un protocolo y ellas no saben ni a qué atender", indica esta psicóloga que, sin querer generalizar, asegura que en muchas ocasiones detrás de un caso de una situación de violencia "hay una historia de baja autoestima y de culpabilidad por no darse cuenta antes".

Esta experta reconoce que, aunque se ha avanzado mucho, "todavía falta por concienciar"a una parte de la sociedad que aún cree que "si ella no escapa es porque no quiere". "Muchas no pueden o no son capaces. Si escuchamos gritos o vemos que alguien puede necesitar ayuda hay que alertar", indica.