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La anchoa del cerco se paga a solo 0,60 el kilo: "Empieza a ser un problema muy serio"

La flota gallega, desesperada al solo poder vender a fábricas "a la baja", califica como "muy mala" lo que va de campaña por la crisis

Descarga de anchoa ayer en Ondarroa, con barcos de cerco gallegos al fondo. // B.C.

Conscientes de las dificultades, pero con cierta ilusión. Así partió más de medio centenar de barcos del cerco gallego hacia el Cantábrico para participar en la campaña de anchoa. Querían dejar atrás los malos resultados de los primeros meses del año, que ya de por sí suelen dejar poca facturación y que en esta ocasión se agravó por la crisis sanitaria del coronavirus. Empezaron el lunes de la semana pasada; ahora, la desesperación se empieza a apoderar de armadores y marineros. Y es que las capturas no disponen del mejor tamaño para su venta y los precios están por los suelos. "Hoy [por ayer] vendimos a 0'67 euros el kilo de media y ayer una poca a 0'15 y 0'35 euros", se lamenta Brais Cabaleiro, desde Ondarroa, donde ayer descargó una pequeña parte de los cerqueros de la comunidad gallega. Tanto él como otros miembros del sector sitúan la media en 60 céntimos el kilo dejan a las claras que la situación es insostenible. Desde la asociación que aglutina al grueso de este segmento en Galicia, Acerga, lo tienen claro: "Esto empieza a ser un problema muy serio".

Los barcos se están moviendo entre el oeste del puerto de Santoña (Cantabria) y Ondarroa en busca en busca de los mejores ejemplares teniendo en cuenta los topes de 6.000 y 4.400 kilos día (por tamaño de buque). La campaña, dicen los armadores, empezó floja y remontó a finales de la semana pasada, con unos precios más decentes, por encima de del euro el kilo. Con el comienzo de esta, las ventas volvieron a caer. "La anchoa que solemos coger es pequeña, aunque depende de la suerte que tengas", indica Cabaleiro, del barco Tribal, de Cesantes (Redondela). En su caso, llegaron a vender a 1'15 euros.

Ángel Bouzón, armador y patrón del Mi Nombre Cinco, estaba también en Ondarroa. Explica que con su barco de 24 metros lo habitual es que gasten unos 10.000 litros de combustible en 24 días. La escasez de anchoa les ha obligado a gastar ya 12.000 en tan solo la mitad de jornadas. "Aguantaremos aquí porque en casa no podemos pescar sardina ni caballa y no hay otra cosa", lamenta Bouzón, que recuerda que "estando lejos de casa" todo "se complica" si el kilo se vende a poco más de medio euro.

La media, sin embargo, está mucho más baja. Desde la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga) creen que se debe a la desaparición de la venta en fresco por el coronavirus. "Las fábricas compran, pero muy a la baja porque tampoco tienen mucha capacidad de trabajo por esta crisis", indica el portavoz de los cerqueros, Andrés García, que cree que va "muy mal".

La flota gallega, además, es la que más sufre. Las organizaciones de productores del Cantábrico han activado el mecanismo de retirada de pescado. "Ellos tienen la ventaja de que ya lo hicieron con antigüedad, nosotros no podemos hacerlo porque estamos lejos y allí nos faltan contactos", comenta García.

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