Ayer fue día de cobro de pensión para buena parte de los casi 680.000 pensionistas gallegos. Al menos los clientes de entidades que adelantaron al 21 el abono de las pagas como medida extraordinaria por el coronavirus. Una de ellas es Banco Sabadell, que ha realizado una intensa campaña para reducir la afluencia a oficinas, también entre los más mayores. Y ha funcionado bien. "Somos maestras digitales. Al principio venía gente casi todos los días a pedir un extracto de su cuenta, yo creo que para asegurarse de que seguíamos aquí", relata Patricia Bao, gestora comercial en la oficina de Colón de SabadellGallego, en Vigo. "Le explicamos a uno de los señores que podía obtenerlo por el cajero, y nos llamó al día siguiente solo para decir que lo había conseguido. Eso también es bueno".
Bao ha recabado innumerables anécdotas durante las últimas cinco semanas, y de todas ellas extrae la misma conclusión. "Nos salió aprobado una línea ICO de una autónoma, con dos empleados y el alquiler del local. La llamé para decírselo... Se me echó a llorar, a mí se me saltaron las lágrimas. Ahora entiendo que lo mío es una actividad esencial, y eso es lo que te llevas para casa", asegura. Se le nota en la voz que parte con ventaja: su positividad le atempera el tono incluso cuando hay que encarar situaciones más problemáticas. "El cliente está en su casa, pues nosotros tenemos que estar en su casa también e intentar tranquilizarlos".
Sus pautas de trabajo han mudado de forma sustancial, "en forma y de fondo". Los clientes que sí van a la sucursal han de entrar de uno en uno, guantes y mascarillas son parte del uniforme y las pantallas de metacrilato se han incrustado en la decoración. "Ahora tenemos un montón de llamadas y corros electrónicos, eso se ha triplicado. Por la seguridad de nuestro clientes y por la nuestra propia". Hace unos días, de vuelta a casa, reparó en que hacía tiempo que no veía a dos hermanos mayores. "Les llamé, estaban bien. Es a lo que le doy vueltas".
