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Pedro Duque: "Todos los países, salvo excepciones en Asia, hemos cometido errores"

"Estoy seguro de que cuando exista una vacuna estará a disposición de todos los españoles, se logre donde se logre"

Pedro Duque, trabajando desde su casa. // Información de Alicante

Este ingeniero y astronauta está muy acostumbrado a los retos. Pedro Duque (Madrid, 1963) entró en política en el verano de 2018 como fichaje de Pedro Sánchez. En el actual Gobierno perdió la competencia de Universidades pero conserva la de Ciencia, clave ahora en la investigación de la vacuna contra el Covid-19. En febrero renunció como diputado para dedicarse al ministerio. Sabe lo que es estar confinado en la Estación Espacial Europea, pero matiza: "No se puede comparar".

-Ya hace cinco semanas que se decretó el estado de alarma. ¿Cómo vive el confinamiento?

-Aunque a veces tengo que salir para ir al ministerio, a la Moncloa o a visitar algún centro de investigación, la mayor parte del tiempo estoy en casa trabajando.

-El primer fin de semana del estado de alarma hubo madrileños que salieron disparados de la capital y se desplazaron hasta la costa. ¿Le pareció una actitud poco responsable esa posible expansión del virus desde el foco?

-Desde luego que fue poco responsable. Pero ya ha pasado tiempo de eso y no es cuestión de señalar. Tenemos que centrarnos en superar esto entre todos. Por otro lado, estoy convencido de que muchas de esas mismas personas ya han reflexionado y ahora tendrían otro comportamiento.

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-En España hay en marcha numerosos ensayos clínicos sobre el Covid-19. Ya se habla de una vacuna. ¿Estamos dando la talla científica como país en esta pandemia?

-Sin duda estamos a la altura. Tenemos un centro de referencia mundial en investigaciones sobre coronavirus, el Centro Nacional de Biotecnología, que lleva más de 30 años estudiando coronavirus y ha logrado hitos importantes, como ser el primero en clonar un coronavirus en 2000, clonar el coronavirus del MERS en 2013, o tener a punto vacunas contra Zika u otras. Es un centro con un sistema pionero de clonación de virus, imprescindible para editarlo genéticamente y convertirlo en vacuna. Pero más allá de este centro se están desarrollando muchos proyectos de investigación en España para el diagnóstico y el tratamiento del Covid-19, estudios de virología y epidemiología... Estoy seguro de que las investigaciones españolas serán parte de la solución.

-¿Cómo va la vacuna que se está investigando en España?

-Precisamente el Centro Nacional de Biotecnología tiene en marcha dos proyectos de vacuna distintos, pero complementarios: el grupo de Luis Enjuanes e Isabel Sola trabaja en el desarrollo de una vacuna con una técnica muy compleja y prometedora que solo están abordando dos o tres grupos en el mundo. Y el grupo de Mariano Esteban y Juan García Arriaza también trabaja en el desarrollo de una vacuna, pero desde una perspectiva diferente. Ambas están en el listado de candidatos a vacunas contra Covid-19 de la Organización Mundial de la Salud y podrían empezar con ensayos en animales en el mes de mayo. Y hay otros tres proyectos de vacunas o similares que se desarrollan en el IDIBAPS-Clínic de Barcelona, la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad de Zaragoza.

-Al igual que encontrar productos sanitarios en el mercado mundial se ha convertido en una selva, la comercialización de la vacuna puede ser dantesco. ¿En qué posición quedará España si conseguimos situarnos en cabeza de ese logro?

-Estoy seguro de que en cuanto haya vacuna estará a disposición de todos los españoles. Hemos firmado junto a 15 países que toda la producción científica sobre Covid-19 se publique en abierto para que los investigadores de todo el mundo puedan disponer de todo el conocimiento generado en cuanto exista. Y defendemos junto a muchos otros países que se hagan excepciones a algunas reglas de patentes para que la vacuna, se logre donde se logre, esté pronto a disposición de todo el mundo. En caso de que sean los institutos públicos españoles los que logren la vacuna, desde luego España actuará con generosidad.

-¿Es ahora el momento de valorar a los investigadores españoles, subestimados durante años y emigrados a otros países para hacer su labor?

-El trabajo investigador debemos valorarlo siempre. Es verdad que ahora los científicos han tomado un protagonismo inusitado, porque la gente sabe que la solución definitiva a esta pandemia solo puede venir de los laboratorios, de las investigaciones que desarrollen. Estoy convencido de que nos servirá de alarma, y que todos aquellos que no valoraban la ciencia y la innovación en su justa medida lo harán ahora. Y no solo porque nos permitirá vencer a este y a otros nuevos virus que vendrán, sino también porque es crucial para conseguir una mejor formación, más empleo cualificado, una mayor competitividad empresarial y, por todo ello, un sistema de pensiones sostenible.

-Usted es el primero que reivindica que desaparezca el déficit de recursos en el mundo de la ciencia en España. ¿Esta crisis es un punto y aparte para dotar al país de los medios necesarios?

-Desde el primer día, el presidente del Gobierno se ha comprometido a impulsar la inversión en ciencia e innovación. Tenemos un déficit importante que tenemos que ir cubriendo y hace falta un acuerdo social y político a medio plazo, para que la inversión en I+D+I aumente de manera sostenida y sin vaivenes, con un claro objetivo de alcanzar los valores medios de nuestra zona de Europa. Era un objetivo antes de la crisis y debe seguir siéndolo después.

-Ha reconocido que el Gobierno conocía en enero la gravedad de la pandemia, pero entonces no hubo ningún movimiento.

-De ninguna manera es eso cierto. En enero todos sabíamos que había un virus nuevo y que había mucha gente enfermando en China, y lo que dije es que pusimos en seguida a trabajar a nuestro sistema científico para investigarlo y buscar la vacuna. El día 2 de febrero me reuní con Adolfo García Sastre, que estaba en Madrid, y con Luis Enjuanes. Son dos de los mayores expertos mundiales en el estudio de estos virus y vinieron a explicarme la buena situación de partida que tenían. Ese 2 de febrero se conocía un único caso de enfermo por este coronavirus en España, y no había datos que nos hicieran siquiera imaginar la gravedad de la situación que estamos viviendo.

-¿Cuándo llegó el Ministerio de Ciencia a ser conocedor del alcance del coronavirus?

-Al mismo tiempo que el resto del país, cuando China descubrió que las enfermedades que estaban afectando a mucha gente en Wuhan se derivaban de este nuevo coronavirus.

-Uno de los episodios más criticados es la celebración de las manifestaciones del 8 de Marzo. Pero el Gobierno no tomó medidas hasta unos días después. ¿No se tenía que haber reaccionado antes?

-Analizado a posteriori puede parecer fácil, pero le aseguro que no lo es. Esta pandemia ha desbordado las previsiones de todos, empezando por la OMS. Todos los países han ido actuando para frenar el virus en función de su fase de propagación. Ahora, viendo los datos con perspectiva, parece que hubo más contagio entre españoles durante febrero, aunque entonces no se detectaban por la longitud del período de incubación y la cantidad de gente que apenas desarrolla síntomas. El Gobierno optó por medidas drásticas cuando se tuvo conciencia del nivel de contagio y se declaró una pandemia, como han hecho casi todos los países de nuestro entorno.

-En China las medidas fueron mucho más drásticas y dieron buenos resultados. ¿No deberíamos haber copiado?

-No tenemos seguridad de que hayamos medido las cosas de la misma manera que como se hizo en China. Las medidas de todos los países se han parecido mucho al final. Todos nos coordinamos con la OMS y tratamos de seguir las recomendaciones científicas.

-Al principio de la crisis se nos vio a remolque de Italia. ¿Hemos sido capaces de corregir sus errores?

-Todos los países, salvo excepciones en el este asiático, hemos cometido errores. Deberíamos haber prestado más atención a las advertencias que los científicos hicieron durante años sobre este tipo de virus y aprendido la lección de anteriores coronavirus, que afectaron sobre todo a Asia. El mundo entero tendría que haber estado más preparado. Ahí está la clave: los países que habían tenido una epidemia reciente tenían protocolos aprobados contra epidemias mejores que los nuestros.

-¿Esta pandemia nos obligará a cambiar en el futuro? ¿El ser humano no volverá a ser igual?

-Algo tenemos que cambiar. Por su experiencia con anteriores coronavirus, en el Lejano Oriente entienden que existen ciertos pequeños sacrificios que son de gran valor para el conjunto de la comunidad, como usar mascarilla con un catarro. Sobre todo tenemos que estar preparados, con unas normas consensuadas entre los legisladores y los científicos sobre cómo tenemos que actuar la próxima vez que ocurra.

-¿Reactivación progresiva de la actividad empresarial no esencial, aunque sigamos con el estado de alarma?

-La gente tiene que seguir teniendo un trabajo cuando se acabe la pandemia, por lo que hay que equilibrar la situación de la mejor manera posible. Volvemos a la situación que teníamos hace dos semanas y que ya hemos visto que funcionó.

-¿Será positivo en una primera fase de reinicio de la actividad, salir a la calle con niños?

-Que los niños tengan que estar en casa es una de las decisiones más duras que se han tenido que tomar. Pero sabemos que los niños se pueden contagiar sin apenas tener síntomas y pueden traspasar la enfermedad a las personas mayores o a los más vulnerables. Los niños podrán salir a la calle a partir del día 27, pero habrá que ser muy cuidadosos.

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