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Derecho a una despedida en diferido

Centenares de duelos están pendientes ante la imposibilidad de celebrar funerales | Los permisos retribuidos no han podido utilizarse y patronal y sindicatos abogan por recuperarlos

Funeral de un fallecido en la localidad ourensana de Fermoselle durante el estado de alarma. // E. Fraile

La pandemia del coronavirus ha trastocado nuestras vidas. Nos roba besos y abrazos y sigue cobrándose víctimas, sin que las familias tengan oportunidad de dar su último adiós a los fallecidos -bien a causa del Covid-19 o por cualquier otra dolencia- o puedan consolarse con los demás allegados.

Centenares de duelos están pendientes, atrapados a la espera de un desenlace que todavía no se vislumbra, ante la imposibilidad de celebrar las despedidas. Los entierros se limitan a la presencia de tres personas, mientras que el confinamiento y la prohibición de desplazarse impiden a los allegados hasta reunirse para consolarse.

Los funerales se han pospuesto, según rezan las numerosas esquelas publicadas, hasta que se levante el estado de alarma; mientras que los trabajadores no han podido disfrutar los permisos retribuidos por defunción de familiares en primer y segundo grado -entre dos y cuatro días- ya que según la legislación deben hacerlo nada más "ocurrir el hecho causante".

Ante esta situación excepcional, tanto patronal como sindicatos abogan por recuperar los permisos retribuidos en cuanto se levante la alarma. "Creo que la situación que vivimos está muy por encima de los permisos incluidos en el Estatuto de los Trabajadores y de cualquier convenio colectivo. Dentro de las empresas hay sensibilidad suficiente hacia unos trabajadores que ponen todo de su mano para retomar cuanto antes los empleos. Considero que el permiso retribuido por fallecimiento es recuperable. Y también otros permisos, caso del nacimiento de un hijo o por cuidados de un menor o mayor a cargo, incluso por boda. No se si el Gobierno dictará algún decreto al respecto, como hizo con el permiso retribuido y recuperable, pero sería deseable", indica Jorge Cebreiros, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP).

En sentido similar se pronuncia el secretario comarcal de UGT, Ernesto Fontanes. En su opinión el Gobierno no sacará ningún decreto sobre el tema, pero se muestra convencido de que la decisión se dejará al albur de los convenios colectivos, provinciales o estatales. "Hay miles de fallecidos. A las 18.000 víctimas del Covid-19 se suman miles de personas muertas por otros motivos. Es muy duro enterrar a alguien querido con solo tres personas. En muchos casos ni todos los hijos pueden estar presentes. Creo que habrá que recuperar los permisos retribuidos para cuando se materialice el duelo en familia", expone.

Las pérdidas de miles de padres, hijos, cónyuges, suegros, hermanos, abuelos, nietos o cuñados durante el estado de alarma, han llevado a la asociación de Independientes de la Guardia Civil, IGC, a solicitar un permiso excepcional para el duelo al final del confinamiento. "Queremos mostrar el sentimiento generalizado de muchos integrantes de la Guardia Civil, que consideramos que es extensivo al resto de la población que estos días ha perdido a sus seres queridos". El confinamiento en nuestros domicilios, apuntan, no es lo más grave "sino el drama de no poder despedirse de los seres queridos muertos", argumentan.

A estas pérdidas, exponen, se suma que no se puedan llevar a cabo los rituales de despedida conforme a las creencias personales, "lo que puede desencadenar en un duelo patológico, ya que se están viviendo situaciones y sensaciones que nunca antes habíamos experimentado". El funeral, concluyen, es un acto social que se dedica a la persona que ha fallecido, si esto no ocurre, unido además en que muchas ocasiones la despedida del ser querido tampoco es posible, puede conllevar a arrastrar un problema psicológico grave.

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