Lucía un sol radiante sobre Galicia el día en que el Gobierno decretó el primer estado de alarma por el coronavirus. Mientras el mundo se paraba, la naturaleza pareció sonreír y, después de un inicio de marzo lluvioso con visitas como la de Karine, llegó el buen tiempo para disfrutarlo, tan solo, a través de las ventanas. El país sigue confinado casi un mes después, pero ahora ha llegado la lluvia como una aliada del #QuédateEnCasa.

Con la pandemia, el tiempo ha dejado de ser noticia y pese a que las lluvias amenazan la Semana Santa gallega, la predicción meteorológica ha pasado a un segundo plano para dejar paso a la última hora del coronavirus. "Ya no importa mucho", reconoce Juan Taboada desde la estación central de Meteo Galicia cuando le preguntamos por el tiempo que viene, pero la lluvia si puede jugar un papel importante estos días de retiro domiciliario.

Aunque no está demostrado todavía cómo puede afectar el clima a la expansión del Covid-19, de lo que no hay dudas es de que no salir a la calle es el mejor antídoto para frenar los contagios y que no hay nada como un chaparrón para repeler la idea de incumplir el confinamiento.

Para alegría de los gallegos y gallegas, la inestabilidad climática se ha instalado en la comunidad. Tras varias semanas de buen tiempo, con un final de marzo especialmente cálido en el que los termómetros superaron los 25 grados, la primavera parece que por fin se ajusta al refrán y que en abril habrá aguas mil.

Mapa de irradiación solar durante el mes de marzo. // Meteo Galicia

"Nos esperan siete días de tiempo cambiante, conocido como 'pantano barométrico' en el que el invierno no se acaba de ir y el verano no acaba de llegar", explica Taboada. Esto significa que en cualquier punto de Galicia podrán verse, a través de las ventanas, tanto nubes como precipitaciones.