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El imparable deseo de querer ligar

El uso de las aplicaciones de citas se dispara durante el confinamiento, pese a que el encuentro tenga que esperar

Una usuaria de Tinder bucea en la aplicación.

"Soy enfermera y no te garantizo salvarte del coronavirus, pero, si te quedas conmigo, te coronas, bebé". Esa es la descripción de una viguesa de 22 años en su perfil de una aplicación para ligar. Dice que la tenía desinstalada, pero que "con la cuarentena" se la volvió a descargar. Paradójicamente (o no), la crisis del coronavirus ha aumentado el uso de estas herramientas. De hecho, Tinder, una de las preferidas por los jóvenes, ha acusado hasta un 25% más de conversaciones diarias con respecto a una semana normal. El confinamiento no frena las ganas de conocer gente nueva y quién sabe si algo más... aunque el encuentro, al menos de forma presencial, tenga que esperar.

Susana (nombre ficticio, como todos los que aparecen en este reportaje) cuenta que se hizo un perfil "un par de días después" de que empezase la cuarentena. Acaba de salir de una relación, pero le "encanta" hablar y siempre le "apetece" ampliar su círculo de conocidos. Normalmente, lo hace en la puerta de alguna discoteca los sábados a las tres de la madrugada, pero ha tenido que adaptarse al "amor" en tiempos de coronavirus. Aunque lo que se busca en estas aplicaciones no necesariamente se trata de eso.

En Tinder los perfiles se van sucediendo uno detrás de otro. Cada uno con su nombre, edad, fotos, descripción y hasta gustos musicales. La cantidad de información a aportar depende de cada usuario. Y, evidentemente, no todo el mundo dice la verdad. También hay mucho farsante.

El funcionamiento es bastante sencillo: deslizas a la derecha si te gusta esa persona, y a la izquierda, si no. Si ambos habéis coincidido, tienes un "match". A partir de ahí, ya podéis empezar a hablar.

María, de 24 años, lo borra y lo instala "cada equis tiempo". Desde que empezó el confinamiento, lo usa "más, pero solo por matar el tiempo". Y, curiosamente, dice que tiene "más match que nunca". O sea, más "flechazos". Pero ¿por qué ocurre esto? "Estamos todos superaburridos", opina ella. "También estamos más salidos", aporta Toño, quien comenta que en este tipo de aplicaciones para ligar tipos de relación "muy distintas". "He hecho amigos con los que nunca he tenido nada romántico", confiesa. Por otro lado, también creen que pueden servir para hacer compañía a quienes pasan el encierro solos.

Susana, por ejemplo, lo utiliza para hablar con chicos que la "entretengan", contándole cosas "interesantes". Pero de recomendar una película a ponerse tontorrones hay una delgada línea: "De vez en cuando también tengo conversaciones subidas un poco de tono para matar la cuarentena". Y continúa reflexionando: "Cuando esto acabe, todo el mundo va a querer follar. Mogollón. Y siempre está bien tener a alguien en la recámara".

Sin embargo, los hay que lo usan con otros fines. O eso dicen. Rodrigo también se lo ha vuelto a instalar en esta cuarentena, pero solo para "hacer amigas". Porque tiene novia, a la cual, por cierto, también conoció a partir de una página de citas. Lo mismo Amaia, de 20 años, que se presenta de la siguiente forma: "Puede que me desinstale esto en unos minutos, horas o días. Tengo novio y tan feliz. Pero me apetece hablar con gente nueva. Y, si tal, cuando acabe la cuarentena, nos vamos a tomar algo".

El estado de alarma ha llegado también a estas descripciones de los perfiles de las apps. Algunas con más ingenio que otras. Marlene, de 19, escribe: "Este virus me recuerda a alguien que tampoco me dejaba salir a ningún lado". Mientras que Ángeles y Elena, ambas de 23, progresan que están en "modo diabla" y "buscando marcha en esta cuarentena".

La mayoría buscan encuentros virtuales, pero también los hay que pretenden algo más. El aburrimiento llevó a Marta, novata en Tinder, y a sus amigas a crear un perfil gay falso. Aunque rápidamente se deshicieron de él. "Los tíos que nos hablaban nos preguntaban directamente: ¿cuánto te mide?, ¿eres activo o pasivo? Y ya te mandaban una foto de sus partes y de todo lo que te puedas imaginar... Con total normalidad", asegura. Por eso considera que se trata de una aplicación "muy pornográfica". Cristina indica que eso pasa "habitualmente" y no es debido a la excepcionalidad de la situación. Pero ahora, con su experiencia, piensa que ahora la gente "está más salida" y "todas las conversaciones que se tienen son sobre sexo".

En cualquier caso, ese encuentro causal y fogoso o amistoso, depende de quiénes lo organicen, tendrá que esperar porque el confinamiento no permite salir a nadie de sus casas si no es para hacer la compra o ir a trabajar. Y eso las apps de ligar lo saben. Por eso, entre perfil y perfil, lanza avisos relacionados con el Covid-19. A María le hace "gracia" que se haya puesto "intensito" por este motivo. Los mensajes preventivos son de todos los colores: "El que esperar puede, alcanza lo que quiere. Quédate en casa, merece la pena" (decorado con corazoncitos) o "¿sabes lo que es realmente hot ahora? Quedarse en casa. Y las largas conversaciones online". Son solo unos pocos ejemplos.

Ante el irrefrenable deseo de querer ligar, las aplicaciones de citas intentan por todos los medios que sus usuarios no se salten las medidas de confinamiento, fomentando otro tipo de prácticas u ofreciendo servicios que normalmente son de pago. Y, no se puede asegurar en su totalidad, pero parece que lo están consiguiendo. "Prefiero esperar a poder tomarme unas cañas en una terraza (y lo que surja) a arriesgarme ahora", expresa Susana. A su manera, Toño opina lo mismo: "El confinamiento lo rompería por ir a ver mis amigos, no por un ligue de Tinder".

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