El Papa Francisco dio ayer inicio a los ritos de la Semana Santa con la celebración litúrgica de un Domingo de Ramos especial, pues tuvo lugar en el interior de la Basílica de San Pedro y no en la plaza como es habitual, y sin fieles.

"El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor. De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene", dijo Francisco durante la homilía.

Acompañaron al Papa solo un reducido grupo de religiosos, que respetaron en todo momento la distancia de seguridad, y la liturgia se celebró en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro, y no bajo el baldaquino.

Esta será una Semana Santa particular que Francisco celebrará sin fieles. Quienes quieran participar tendrán que hacerlo desde sus casas, a través de los medios de comunicación o las redes sociales.

La emergencia del coronavirus, que en Italia ha causado más de 15.000 muertos, ha obligado al Vaticano a adoptar medidas de prevención para evitar contagios y ya en marzo se decidió cerrar la plaza y la basílica vaticanas de forma temporal.

El pasado 27 de marzo, Jorge Bergoglio impartió una histórica bendición "urbi et orbi" -a la ciudad y al mundo- desde una plaza de San Pedro totalmente vacía de fieles, y esa imagen se ha repetido este Domingo de Ramos.

Aquel día, fueron llevados hasta el Vaticano la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, que habitualmente se guarda en la Basílica de Santa María la Mayor, y el Cristo crucificado de la Iglesia de San Marcello, y ambos se colocaron ayer en el altar, pues se han convertido ya en el símbolo de la oración del Papa para pedir que se erradique esta pandemia.

El Papa ofreció una homilía en la que pidió a la gente que evite sentirse sola y se aferre a la fe en estos momentos de dificultad. "Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos", expuso. Francisco pidió a los fieles de todo el mundo que contacten al que sufre, "al que está solo y necesitado".

La de este año será una Semana Santa diferente. Se ha cancelado la misa Crismal del Jueves Santo en la que se bendicen los santos óleos que servirán a lo largo del año para impartir los sacramentos.

Francisco oficiará la misa de Jueves Santo pero no el tradicional lavado de pies que solía hacer en centros de acogida de migrantes o en las cárceles.También habrá una misa el Viernes Santo, como el día anterior en el interior de la Basílica, pero el Vía Crucis se celebrará en la plaza de San Pedro y no en el Coliseo, donde se realizaba ininterrumpidamente desde 1964.

Tampoco habrá fieles en la Vigilia Pascual del Sábado ni en la misa de Resurrección del domingo.