La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer de manera mayoritaria un paquete de estímulo fiscal de más de 2 billones de dólares para tratar de contener el impacto económico de la pandemia del coronavirus. EE UU superó el jueves con más de 85.000 casos de coronavirus a China y a Italia como el país del mundo con más contagios. Los muertos por Covid-19 rozan los 1.300 tras el fallecimiento de al menos 266 personas eñ miércoles, unos números que todavía le sitúan detrás de Italia, España, China, Irán y Francia en cuanto a muertes se refiere.

El plan de estímulo aprobado por la Cámara representa alrededor de un 10 % del producto interior bruto de EE UU; ya recibió la luz verde del Senado, con lo que solo le resta la firma del presidente estadounidense, Donald Trump, para entrar en funcionamiento.

Trump ya ha indicado que firmará la legislación, que ha contado con el respaldo de demócratas y republicanos en una rara muestra de apoyo bipartidista, en cuanto llegue a su mesa.

El paquete de estímulo fiscal es el triple del puesto en práctica en 2009 tras el estallido de la crisis financiera, que ascendió a 700.000 millones de dólares.

La legislación incluye una partida de cerca de 250.000 millones de dólares que se reservarán para efectuar pagos directos a individuos y familias de 1.200 dólares para quienes tengan una renta de menos de 75.000 dólares al año más 500 dólares por cada menor de 17 años.

Asimismo, se disponen 350.000 millones en préstamos para pequeñas empresas y otros 250.000 millones para ampliar los beneficios por seguro de desempleo.

También otorga 150.000 millones de dólares para el apoyo a las autoridades locales y estatales, y otros 130.000 millones para reforzar el sistema sanitario, que en algunos lugares, como el estado de Nueva York, comienza a estar saturado.

Préstamos a empresas

Uno de los elementos más disputados ha sido el fondo de 500.000 millones en préstamos para empresas en dificultades, como los sectores de las aerolíneas, el hotelero o el de los cruceros, ya que la Casa Blanca y los republicanos querían que fuese administrado exclusivamente por el Tesoro.

Tras la oposición de los demócratas, finalmente estará sujeto a la supervisión de un inspector independiente y conlleva condiciones como limitar el salario de los ejecutivos así como la prohibición de que se usen los fondos de rescate para la recompra de acciones.