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Confinamiento entre océanos

Una familia gallega entra en cuarentena con sus miembros repartidos entre la India, Inglaterra y Estados Unidos

Amaia Foces, con sus hijos Amaia, Víctor y Julia del Río. // FdV

Toda la familia en casa, pero a miles de kilómetros de distancia. Es la paradoja que vive la médica ferrolana Amaia Foces, confinada desde ayer en Nueva Delhi junto a su marido e hija pequeña. La India, con 1.300 millones de habitantes y solo diez muertes confirmadas por coronavirus, ordenó a su población 21 días de cuarentena. En la misma situación han entrado sus hijos Amaia y Víctor del Río, pero ella en Londres, donde estudia Relaciones Internacionales, y él en un campus en Iowa (Estados Unidos), con una beca como deportista.

"Tranquilos, de momento" pese a la fuerte presencia policial en las calles, Amaia Foces ríe, haciendo de la necesidad virtud. "Llegamos hace apenas un mes a la India y todo ha sido un cúmulo de desgracias: la mudanza no ha llegado, el apartamento está vacío y los electrodomésticos se estropean", cuenta. Su marido es un experto en salud pública y forma parte de una misión de la OMS en el país hindú. Ella espera en abril empezar a trabajar como doctora en un colegio. Antes residían en Londres, donde sigue los estudios universitarios su hija Amaia. En el Reino Unido el brote ha dejado al menos 422 fallecidos y acaban de comenzar el confinamiento total.

"Creo que allí la situación es mucho peor, ella me acaba de mandar un vídeo llorando porque se están quedando sin comida en los supermercados. No hay arroz ni pasta. Le preocupa más eso que el coronavirus", dice Amaia Foces. "Aquí en un país tercermundista hay comida y en el primer mundo no, es triste", añade la madre, aliviada porque una amiga ha acudido en apoyo de su hija, que pasa la cuarentena en una residencia de estudiantes.

Al otro lado del océano está su hermano Víctor del Río. En EE UU, el confinamiento obligatorio de los ciudadanos en sus viviendas afecta desde el 23 de marzo a unos 137 millones de personas, casi el 42 % de la población. "El chico se lo toma de diferente manera", asegura Amaia Foces. "Está en Iowa con una beca de natación. A los atletas internacionales les mantienen en el campus. Como las cafeterías han cerrado, por la mañana les dan víveres para todo el día. Está tranquilo, de momento", explica la madre gallega.

Las dificultades de adaptarse a una nueva cultura como la india y afrontar en ese país tres semanas de confinamiento no asustan a Amaia, quien confiesa que "lo que más duro se me hace es tener a los hijos lejos". Agradece disponer de las tecnologías actuales: "Hace años nos tendríamos que comunicar por carta y tardaría al menos 15 días en llegar, con las noticias ya antiguas. Tenemos la suerte de que todos nos podemos conectar, te hace sentirte muy cerca y da mucho ánimo". A las comunicaciones entre tres continentes de la familia Del Río-Foces se suman sus parientes en Galicia e incluso desde Australia, donde un hermano de Amaia está trabajando como ingeniero en la construcción de fragatas.

La doctora ferrolana descarta el regreso con su familia a España o a Inglaterra. "El pasado viernes nos dijeron que teníamos que salir del país porque los vuelos internacionales terminaban el domingo, y pedimos quedarnos en India porque volver no tendría mucho sentido. Nuestro trabajo está aquí y relacionado con el coronavirus", apunta. "Si la situación se deteriora mucho, la verdad no sé si podremos irnos, pero en principio son solo 21 días de cuarentena", señala Amaia. En su opinión como profesional de la salud, "está claro que si la gente no se queda en casa, esto no se para. Hay que quedarse en casa", insiste.

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