El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, insistió ayer en menospreciar el avance de la pandemia de coronavirus en el país y exigió que las medidas de confinamiento social se restrinjan a los ancianos y enfermos, en medio de las críticas de casi todos los sectores políticos.

"Si la política de aislamiento continúa tendremos el caos y el virus juntos", reiteró este miércoles en declaraciones a los periodistas en Brasilia.

El líder de la ultraderecha brasileña, de 65 años, siguió ayer la línea del discurso protagonizado la noche del martes en un pronunciamiento trasmitido en cadena de radio y televisión en el que contrarió las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En él, Bolsonaro volvió a ir en dirección opuesta de la mayoría de los países en la lucha contra la pandemia, criticó el cierre de las escuelas y comercios en el país sudamericano e insistió en calificar el coronavirus de "gripezinha" ('gripecita'). Según el mandatario, hay que evitar medidas radicales porque es necesario mantener la economía brasileña a flote y preservar los empleos.

La mayor economía latinoamericana prevé un estancamiento del PIB en 2020, según los últimos cálculos del Ejecutivo, considerados demasiado optimistas por los analistas.

Por ello, Bolsonaro defendió el confinamiento tan solo para aquellas personas mayores de 60 años o con problemas de salud, consideradas como grupos de riesgo, y minimizó las consecuencias del virus, el cual ya ha dejado al menos 46 muertos y 2.201 casos.